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Columna
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Serpientes

Puntualmente, el 31 de agosto vuelven a sus nidos las serpientes de verano que durante un mes han campado por sus respetos.

La serpiente de verano es un bicho de gran tamaño que vive y trabaja en los periódicos y es tan real o tan imaginario como el propio contenido de aquéllos, es decir, como a bien tenga el lector.

Tiempo atrás, cuando el periodo de vacaciones era menos flexible, al llegar el día señalado se producía una escampada general y las redacciones de los periódicos se quedaban en cuadro, sin que ello reportara mayores males, porque como vacaba todo el mundo y no había competiciones deportivas, en agosto no pasaba nada digno de mención, salvo pequeños sucesos de alcance reducido, reyertas propiciadas por el calor y el exceso de sangría, algún crimen pasional, alguna catástrofe natural en tierras remotas y, en una ocasión, el principio de la Primera Guerra Mundial, todo lo cual, si bien se mira, podía cubrirlo sin esfuerzo una plantilla mínima de periodistas supernumerarios.

Ahora bien, como las noticias daban para poco y la gente no se podía desprender del hábito diario de la prensa, había que sacar información incluso de donde no la hubiera. Así nació la tradición de recurrir a Nessie, el legendario y colosal reptil que habita el fondo del lago Ness; y de ahí también lo de la serpiente de verano, que permitía al ocioso bañista fingir interés y sobresalto ante la letra impresa, a sabiendas de que no vería aparecer entre las olas la cabezota del monstruo, dispuesto a engullirle a él y al chiringuito.

Por supuesto, los tiempos no han cambiado, pero los periódicos sí. Ahora la serpiente de verano es más sutil y toca temas más próximos. ¿Peligra la supervivencia del tripartito catalán? ¿Dominan las ciudades bandas juveniles de inusitada violencia, que no dejan un palmo de fachada sin orinar? ¿Se caen los aviones más que antes? ¿Se vengan de nosotros los pollos en conserva? Cuestión de escala y diagnósticos de libre apreciación. Temas que llevan incorporado un mecanismo de desactivación: pueden ser asuntos graves o alarmas de parasol y tumbona, serpientes de verano. O pueden ser ambas cosas, porque la serpiente es un animal sabio y astuto y tiene la costumbre inveterada y loca de morderse la cola.

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