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Reportaje:

Un año de luto en Beslán

La inauguración del monumento 'Árbol del dolor' pone fin al duelo oficial por las víctimas de la matanza en Osetia del Norte

El duelo oficial de tres días terminó ayer en Osetia del Norte con una emotiva ceremonia en el gimnasio de la escuela número uno de Beslán y con la inauguración del monumento Árbol del dolor en el cementerio local. Con estos actos finalizó también el luto de un año que guardaron las madres de los cientos de víctimas que dejó el masivo secuestro perpetrado por un comando terrorista. Toda la ciudad de Beslán acompañó en este duelo a los padres y familiares de las víctimas: en los 12 meses transcurridos no se oyó música ligera en toda la ciudad ni se celebró ni una sola boda.

Miles de personas acudieron ayer a la escuela número uno para honrar la memoria de las 331 personas (186 niños) que perecieron el año pasado en el infierno en que se convirtió el gimnasio, cuando después de estallar una bomba en su interior, los soldados de las fuerzas especiales se lanzaron al asalto de la escuela. A las 13.05 (dos horas menos en la España peninsular), la hora exacta en que se produjo ese primer y fatal estallido, cesó la música clásica, una campana repicó y comenzó el minuto de silencio, que se respetó a lo largo de toda Rusia. Pero en los accesos al gimnasio, en realidad no hubo silencio: ininterrumpidamente se oía el coro de sollozos de las madres, familiares y simples vecinos que no pudieron retener las lágrimas. Después, un grupo de niños de Beslán soltó 331 globos blancos, uno por cada víctima. La mayoría se perdió en el cielo nublado de Beslán, salvo dos grupos: uno quedó enredado en los cables eléctricos, y otro, en un gran árbol junto al edificio de viviendas adyacente que domina la escuela y en cuya azotea soldados francotiradores protegían la ceremonia fúnebre.

Teófano, metropolita de Stávropol y Vladikavkaz y máxima autoridad ortodoxa en el Cáucaso ruso, realizó un corto responso en el interior del gimnasio, que fue interrumpido por los alaridos de una madre desconsolada. Los gritos de la mujer se ahogaron en el pecho del arzobispo, que interrumpió sus oraciones para abrazarla.

Las escenas de dolor vividas en la escuela se repitieron más tarde en el cementerio, adonde se dirigió todo Beslán. El sonido de un péndulo acompañaba monótonamente el rosario de nombres de las víctimas que se oían por los altavoces. Cuando los 331 nombres con sus apellidos fueron pronunciados, cayó el velo blanco que cubría el monumento del Árbol del dolor y decenas de palomas blancas emprendieron vuelo al cielo mientras sonaba el Adagio de Albinoni. El tronco del árbol lo forman cuatro mujeres con los brazos alzados, mientras que 50 ángeles -que deben recordar la fiesta de Pentecostés- integran las ramas. El dolor de las madres es así superado por los ángeles, que simbolizan la esperanza y la resurrección.

Mientras tanto, en Moscú, el presidente, Vladímir Putin -que el viernes recibió en el Kremlin a una delegación de Beslán-, ordenó enviar a Osetia del Norte a representantes de la fiscalía general para realizar "una revisión multilateral de toda la información reunida" sobre la toma del colegio. Putin subrayó que la investigación será crucial para el "perfeccionamiento cardinal de todo el sistema de orden público". El mandatario repitió que Rusia, como otros países, "no siempre consigue prevenir y contrarrestar con eficacia los ataques terroristas", y señaló que la responsabilidad por ello recae en él y en los demás altos funcionarios "por el cargo que ocupan". El Comité de Madres de Beslán exige que se castigue a los responsables de que el secuestro terminara en matanza.

Un grupo de mujeres llora durante un minuto de silencio en la escuela de Beslán.
Un grupo de mujeres llora durante un minuto de silencio en la escuela de Beslán.ASSOCIATED PRESS

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