Mecánica alemana para un Jeep más refinado

El nuevo Grand Cherokee es la propuesta de Jeep para competir con los todoterrenos de lujo que se han puesto de moda en Europa (VW Touareg, BMW X5, Volvo XC90...). Sin embargo, al contrario que estos modelos, más pensados para el asfalto, el 4×4 americano sigue fiel al espíritu de la marca: mejora el confort en carretera y conserva a la vez su capacidad para superar los obstáculos más difíciles en el campo. Esta versatilidad, un motor turbodiésel de Mercedes y unos precios menos elevados son sus armas para hacer frente a la imagen y prestigio de sus rivales.

Elegancia discreta

El primer Grand Cherokee salió al mercado en 1992 y fue uno de los primeros todoterrenos en mostrar cómo debían evolucionar estos coches para dejar de ser herramientas de trabajo y convertirse en vehículos cómodos y prácticos en el uso diario. Desde entonces es una referencia entre los 4×4 de lujo.

Para mantener su éxito, el nuevo modelo presenta una línea más moderna y elegante. Mide 4,75 metros de largo, 14 centímetros más que el anterior, y como es también un poco más ancho y dos centímetros más bajo, presenta una silueta más afilada. La parrilla de ocho barras verticales y los faros redondos lo identifican con Jeep. En el lateral conserva las puertas cuadradas que distinguen al Grand Cherokee, pero con más chapa y menos cristal. Y la zaga lleva el portón inclinado hacia delante para darle un toque deportivo. Además, tiene unos ángulos más redondeados, un parabrisas muy tendido y un faldón en la base del parachoques que aportan una de las mejores aerodinámicas en todoterrenos (CX: 0,41). Todo esto y un chasis un 60% más rígido mejoran el comportamiento en carretera. El resultado es un todoterreno atractivo, poderoso y versátil con una personalidad muy marcada.

Más espacio interior

El aumento de tamaño y la posición de las ruedas más pegadas a las esquinas han permitido mejorar la habitabilidad, punto débil del modelo anterior. Delante mantiene unas buenas butacas y atrás ofrece más espacio para las piernas, aunque la banqueta sigue siendo algo corta y baja. Cuenta con un maletero algo más grande, que se amplía abatiendo los respaldos traseros, y la luneta trasera se abre de forma independiente.

Aunque la calidad de acabado ha mejorado mucho, el interior no es tan refinado como el de los 4×4 más sofisticados, y tanto los ajustes como algunos plásticos presentan un aspecto mejorable. En cambio, tiene huecos por todas partes: bandejas dobles en las puertas, repisas junto al cambio, apoyabrazos central con un cofre enorme, dos posavasos delante y dos más retráctiles en la banqueta trasera. Estos accesorios facilitan la vida a bordo, y, junto a las nuevas suspensiones, mucho más cómodas y progresivas, y una mejor insonorización, permiten afrontar los viajes con más comodidad.

Equipado al detalle

El nuevo Jeep se vende con tres motores: 4.7 V8 (231 CV) y 5.7 V8 Hemi (326 CV) en gasolina, y 3.0 CRD turbodiésel (218 CV). Llevan un cambio automático secuencial de cinco marchas y hay dos acabados. El básico o Laredo sólo se ofrece en el diésel (desde 44.350 euros) e incluye seis airbags, ABS, control de estabilidad y presión de ruedas, tracción Quadra Drive II con reductora electrónica, climatizador, radio-CD, asientos delanteros con reglajes eléctricos, todo lo habitual y hasta un sistema antivuelco que llega a frenar cuando detecta situaciones de riesgo. El Limited añade tapicería de cuero, asientos eléctricos con memoria, sensor de lluvia, llantas diferentes y un equipo de sonido mejor, entre otros detalles.

Conclusión

El Grand Cherokee es un todoterreno de lujo más asequible y versátil que los 4×4 europeos de prestigio. Tiene un comportamiento ágil y cómodo en carretera, un turbodiésel muy brillante y unos recursos casi imbatibles en el campo. Además incluye un equipo de serie muy completo y no es tan caro como sus rivales.