'Tarantos' denuncia la marginación gitana desde un flamenco hondo y urbano
"Lo alucinante no es que canten, bailen y mantengan un personaje, sino que después de cinco minutos bailando sean capaces de hablar", comentó el cineasta Achero Mañas cuando vio la obra La historia de los Tarantos, de su padre, Alfredo Mañas, convertida en el musical Tarantos, que se verá del 11 de septiembre al 2 de octubre en el teatro Albéniz de Madrid. La partitura es de Chicuelo -que ha contado con la colaboración especial de Tomatito- , el protagonismo de Carmelilla Montoya -premio nacional de danza flamenca a los 15 años- y la dirección y el texto de Emilio Hernández.
Tarantos toma mucho de La historia de los Tarantos, pero también de Romeo y Julieta y de la película Los Tarantos (1963), de Francisco Rovira Beleta, que llegó a ser candidata a un Oscar y que protagonizaron Carmen Amaya y Antonio Gades. Como en la función teatral, el musical se sitúa en el barrio de Somostro de Barcelona -ciudad en la que se estrenó- para narrar una historia basada en la obra de William Shakespeare. "Lo que sí que hemos hecho es dejar el escenario nevado como en la película. No es que lo hubiesen programado, es que simplemente nevó", contó ayer en la presentación de Tarantos -que ha costado un millón de euros- su productor, Jordi González. Un casting en Madrid y Andalucía reunió a decenas de flamencos, y 30 fueron los seleccionados. Entre ellos, Ana Salazar, Juan Carlos Lérida y Candy Román, quien tras trabajar 30 años con Gades no actuaba desde hace cuatro.
"Ha sido muy complicado. Necesitábamos a grandes artistas de musical -que cantasen, bailasen y actuasen- y que a la vez fueran flamencos", prosiguió González. "Y, además, nos daba miedo tener una compañía flamenca porque tienen fama de anárquicos, pero han demostrado una gran seriedad" , continuó.
A Emilio Hernández, el director, le costó describir el espectáculo: "Me dicen a veces que es Los miserables español. Pero yo creo que es más hondo, más comprometido. Habla de la marginación del pueblo gitano y de otros en Europa". Y su coreógrafo, Javier Latorre, habló del baile: "Chicuelo ha trabajado según las necesidades emocionales del libreto. Y hay muchos ritmos. No sólo flamenco hondo, sino más urbano".
Tarantos se estrenó el año pasado en Barcelona, este verano se ha representado en el histórico Odeón de Herodes de Atenas -"era impresionante ver a 4.500 griegos levantados para aplaudir después de dos horas de actuación", recordó Hernández- y ahora les aguardan teatros de Alemania, Austria y Reino Unido.
Babelia
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