Familias chiíes desbordan los hospitales en busca de víctimas de la estampida de Irak
Cientos de cadáveres de peregrinos son enterrados en la ciudad santa de Nayaf
Los familiares de los fallecidos el miércoles en Bagdad en una estampida en un puente sobre el río Tigris durante una procesión religiosa abarrotaban ayer los hospitales y los depósitos de cadáveres de la capital iraquí en busca de sus seres queridos. Todo el país se encontraba ayer de luto por una tragedia que se ha cobrado más del 1.000 vidas de peregrinos chiíes en el más grave incidente tras el fin de la guerra, en la que Sadam Husein fue derrocado, en 2003. En el barrio chií de Ciudad Sáder de Bagdad comenzaban a instalarse los primeros centros funerarios.
En el hospital central de Bagdad, muchas personas se afanaban entre los cadáveres en la búsqueda de los cuerpos de sus familiares, envueltos en mantas rojas y amarillas. La mayoría de ellas se cubrían la nariz ante el olor a descomposición.
Muchos de los cadáveres de las víctimas harán su último viaje hasta Nayaf, 160 kilómetros al sur de Bagdad, para ser enterrados en la principal ciudad santa para los chiíes de Irak.
En la carretera que conduce a Nayaf sólo circulaban vehículos con ataúdes. La ruta estaba sembrada de docenas de puestos de control con agentes de seguridad fuertemente armados.
Al menos 964 personas han sido contabilizadas como muertas en la avalancha del puente sobre el río Tigris, desatada cuando cundió el pánico entre las decenas de miles de peregrinos que participaban el miércoles en una procesión chií hasta la mezquita del distrito de Kadimiya. El rumor extendido entre la multitud sobre la presencia de un terrorista suicida cargado de explosivos en el puente fue la causa más probable de la avalancha de peregrinos chiíes, que perecieron asfixiados o aplastados en la calzada o ahogados en el cauce del río, después de que las barandillas del puente cedieran ante el empuje del gentío.
Un ataque con granadas de mortero y cohetes ya había aterrorizado una hora ante a los participantes en la procesión. Al menos siete personas murieron en este ataque, que se atribuyó un grupo armado suní.
Un alto cargo de la Administración iraquí aseguró que el balance final de víctimas iba a superar el millar de muertos, una vez sean localizados los cuerpos desaparecidos en el río o recogidos en casas situadas en el recorrido de la procesión.
El primer ministro Ibrahim al Yafari, anunció que el Gobierno entregará una indemnización de tres millones de dinares (2.000 dólares o 1.660 euros) a las familias de cada una de las víctimas de la estampida.
Yafari, que ha ordenado la apertura de una completa investigación judicial, ha asegurado, como la mayoría de los miembros del Gobierno, que la insurgencia suní se encontraba detrás del origen de la estampida.
Miles de personas viajaron ayer hasta la ciudad santa de Nayaf para dar sepultura a muchas de las víctimas de la tragedia. Los enterradores excavaron ayer centenares de tumbas en el cementerio de la ciudad santa chií. En la mañana de ayer estaba organizada la inhumación de al menos 130 cadáveres, y otras muchas tumbas estaban siendo excavadas.
Cada pocos minutos salían del cementerio ataúdes vacíos que regresaban con los cadáveres transportados por sus propios familiares desde Bagdad.
Mientras tanto, aviones de combate de EE UU bombardearon ayer una estación de tren que presuntamente utilizaba la insurgencia iraquí para almacenar armas en la frontera con Siria, según informó el mando militar.
Cazabombarderos F-18 de los marines atacaron los alrededores de la localidad de Al Qaim, señalada por el Ejército estadounidense como uno de los bastiones de Al Qaeda en Irak. "Uno de los edificios de la estación, situada al sur de la ciudad de Al Qaim, quedó destruido", según el comunicado militar estadounidense. El Ejército de Estados Unidos bombardeó ya dos veces posiciones próximas a la ciudad de Al Qaim, como presunto lugar de paso de los terroristas que se infiltran en Irak desde la frontera con Siria.
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