La fiscalía investiga a directivos de Daimler por fraude bursátil
La policía registra varias oficinas y viviendas en busca de pruebas
La fiscalía de Stuttgart (suroeste de Alemania) confirmó ayer que ha abierto una investigación por uso de información privilegiada a cuatro personas, dos de ellas empleadas en la central del fabricante de coches DaimlerChrysler. "Investigamos pistas que nos ha proporcionado el órgano supervisor de la Bolsa (BaFin)", declaró ayer una portavoz de la fiscalía. DaimlerChrysler confirmó que la fiscalía ha registrado oficinas en las que trabajan los dos empleados, pero rehusó dar sus nombres.
En los registros de oficinas y viviendas de las cuatro personas bajo sospecha, la fiscalía se incautó de documentación que ahora está evaluando. La BaFin abrió una investigación formal para indagar si hubo quien aprovechó para enriquecerse en la Bolsa con la información aún no publicada de que el presidente de la empresa, Jürgen Schrempp, abandonaría su cargo el 31 de diciembre. Al encontrar indicios de delito, el supervisor ha pasado el caso a la fiscalía.
El quinto fabricante de coches del mundo anunció la dimisión de Schrempp el pasado 28 de julio. Nadie esperaba tal noticia después de que Schrempp consiguiera el año pasado que se le prolongara su contrato por cuatro años más. Su mala gestión -por la que la revista Business Week lo nombró peor ejecutivo del año 2004- había provocado que se redujera a la mitad el valor de las acciones de Daim-ler desde 1998. Era evidente que el anuncio de su marcha dispararía la cotización de las acciones, pues el relevo de Schrempp sólo podía ser para mejor. Efectivamente, la cotización de DaimlerChrysler subió hasta un 11% el día en que lo comunicó.
Pero algunos ejecutivos de la empresa fueron muy criticados por enriquecerse en los días siguientes gracias al aumento en la cotización haciendo uso de opciones preferenciales de compra -adquiridas antes del anuncio de dimisión- a precios favorables para después vender a precio de mercado. Fue el caso de Eckhard Cordes, entonces presidente de Mercedes y delfín de Schrempp, que anunció su marcha al saber que no era el elegido para suceder a su jefe.
Cordes ganó 3,66 millones de euros con la venta de su paquete de acciones. Otros ejecutivos ganaron así cantidades que rondan los 100.000 euros. También el Deutsche Bank, principal accionista de Daimler, aprovechó el alza en la cotización para vender el mismo día 35 millones de acciones y reducir así su participación al 6,4%, una operación que le reportó 1.300 millones.
No todas esas adquisiciones se realizaron después de saberse la marcha de Schrempp. Antes de publicarse la noticia también aumentó la demanda de acciones, indicio de que alguien quiso aprovechar lo que sabía antes de que se hiciera público, lo cual constituye delito de uso de información privilegiada.
"Yo estaba informado de que Schrempp iba a dimitir desde una semana antes", dijo el portavoz de la asociación de accionistas críticos de Daimler, Jürgen Grässlin, dando a entender que seguramente no era el único que poseía esa información anticipada. La decisión, que se preparaba desde hacía meses, no se supo mantener en secreto.
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