Baba Salama, guitarrista y productor saharaui
Una leucemia acabó con el músico saharaui Baba Salama a los 36 años el pasado 24 de agosto. Su infancia se interrumpió de golpe cuando, a poco de cumplir los seis años, se vio obligado a huir con su familia desde el desierto sahariano al pedregal de la hamada argelina. Era 1975 y España acababa de repartir su provincia del Sáhara español entre Marruecos y Mauritania. Baba Salama Said había nacido en el asentamiento de Auserd, todavía español, en enero de 1969.
El niño Baba Salama creció después en otro Auserd, en el campamento de refugiados que tomaba el nombre de la ciudad ocupada. Su vida de refugiado en los territorios cedidos por Argelia no le impidió desarrollar una amplia cultura musical. La tradición no escrita que recibió de sus mayores, basada en el haul, la música de carácter filosófico, religioso y guerrero del desierto del Sáhara, supo arrimarla a sonoridades más contemporáneas llegadas de Occidente.
Con una guitarra española y luego con una eléctrica, llegadas a los campamentos por los caminos inescrutables de la solidaridad internacional, Baba Salama reprodujo alguno de los sonidos que había intuido de su aprendizaje con la tidnit, esa especie de minúscula guitarra tradicional en las tribus del desierto. Todavía no había cumplido los 30 años cuando un equipo de músicos y productores españoles le descubrieron ensayando con su grupo en un pequeño cobertizo del campamento de Smara, llamado también así en honor del verdadero Smara en manos de Marruecos. Les sorprendió la manera dulce con la que sonaba, tan alejada de la seca dureza de la música saharaui.
Desde entonces, viajó con frecuencia a España tanto para participar en diversos discos -bien como guitarrista, compositor y arreglista- de artistas saharauis como para actuar en directo por toda Europa. Su contribución a la carrera de la cantante saharaui Mariem Hassan, aquejada ahora de un cáncer que la retiene en Barcelona con un tratamiento de quimioterapia, es determinante, pues suya es la producción y dirección musical de su último disco, Deseos, donde, gracias a su impronta, el haul saharaui suena distinto y moderno sin perder su personalidad. Participó además en el anterior, Mariem Hassan con Leyoad, así como Nar, de su amigo y también guitarrista saharaui Nayim Alal.
La leucemia que padecía se le había descubierto muy avanzada este mismo verano cuando, aprovechando la enfermedad de Mariem, iba y venía con regularidad de los campamentos a Europa.
Aunque nació en España, en su pasaporte consta como que lo hizo en Orán. Es un pasaporte argelino de conveniencia, un soporte legal para un refugiado político reconocido por la ONU. Su hijo, sin embargo, lo tiene español: Hamad Baba Salama, de cuatro años, nació en Sevilla.
Gracias a los vuelos en los que miles de niños saharauis regresan estos días a los campamentos de refugiados tras haber pasado las vacaciones de verano acogidos por familias españolas, los restos mortales de Baba Salama han vuelto al desierto sin haber visto el Sáhara Occidental libre y en paz que soñaba en sus canciones.-
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.