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François Hollande refuerza su liderazgo en el socialismo francés

El primer secretario del PS gana el pulso a su rival, Laurent Fabius

Una larga ovación de casi dos minutos, con la sala puesta en pie, cerró ayer la universidad de verano del Partido Socialista (PS) francés. Era el reconocimiento de la militancia al primer secretario, François Hollande, que llegó con una posición débil al puerto atlántico de La Rochelle y en el punto de mira de quienes, como el ex primer ministro Laurent Fabius, conspiraban para desplazarle del control del partido.

François Hollande construyó ayer un discurso en clave interna, dirigido especialmente a la militancia, con el aroma de quien se sabe en control de la situación, aunque sólo sea momentáneamente; y se permitió ironizar sobre las declaraciones de unos y otros en los días que han precedido a este encuentro en La Rochelle.

"Raros son entre nosotros los que quieren estar más a la derecha que los demás", les dijo a quienes le acusan de colocarse en la derecha del partido y ser incapaz de aglutinar a la izquierda, como Laurent Fabius, el antiguo primer secretario Henri Emmanuelli o el senador Jean-Luc Mélenchon. Éstos conspiraron para desplazarle del control del partido, capitalizando el no a la Constitución europea en el referéndum del 29 de mayo, durante el que el texto fue rechazado, y, en vez de lograrlo, su estrategia sólo parece haber reforzado a Hollande.

A quienes como Michel Rocard o Bernard Kouchner, que reclamándose socialdemócratas han amenazado con la escisión si Fabius y los suyos toman el control del PS, les recordó que fuera del partido no hay salvación. "Aquí no cabe la palabra escisión", dijo. "La experiencia muestra", añadió en clara referencia a la aventura del ex ministro Jean-Pierre Chevènement, caído ahora en la irrelevancia política, "que quienes optan por esta salida pueden hacer perder pero nunca pueden ganar".

A la espera de que el próximo día 17 de septiembre se confirmen las mociones que las distintas corrientes presentarán al congreso de Le Mans, en noviembre, los cálculos que se hacían ayer en La Rochelle eran bastante tranquilizadores para la actual dirección del PS, en cuanto la oposición, ya de por si minoritaria, se presentará dividida. "No tengo adversario en el seno del PS ni tampoco a la izquierda", se aventuró a decir Hollande, que obviamente aspira a renovar su mandato en el Congreso.

El primer secretario justificó su defensa del a la Constitución europea con el simple pero aplastante argumento de que tenía que atenerse a lo que había votado la militancia. Y acto seguido arremetió contra los "artificieros" y les pidió que no utilicen su talento contra "las personas" en el partido, sino contra la derecha. Tendió, sin embargo, una mano a los disidentes, una oferta para la "síntesis" que muchos apuntan como la mejor salida para el Congreso. "Busquemos de buena fe las convergencias, que son numerosas y movilicémonos para el éxito colectivo", dijo.

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Hollande anunció su intención de aplazar la elección del candidato socialista a las elecciones presidenciales de mayo de 2007 a la segunda mitad de 2006, una opción que no favorece precisamente las posibilidades de Fabius y que abre una carrera de más largo recorrido con un abanico más amplio.

Candidatura

Si bien Hollande no ha descartado presentarse, de sus declaraciones parece desprenderse que no entra en sus planes. En estos momentos, el candidato que parece contar con el apoyo de la dirección es el ex ministro de Economía Dominique Strauss-Kahn, aunque la lista de quienes han dado un paso adelante se amplíe a Martine Aubry y Jack Lang, además de Fabius.

Entre la militancia, sin embargo, nadie olvida a Lionel Jospin, ausente ayer en la sesión de clausura de la universidad de verano, pero que cuando entraba en el local donde se celebró la cena de camaradería del sábado, a la que sí asistió, se encontró con una pancarta que rezaba: "Jospin, vuelve como Zizou", en referencia al regreso victorioso del futbolista Zinedine Zidane a la selección nacional francesa.

El resto de la intervención del primer secretario fue una crítica feroz contra el fracaso "económico, financiero, social y moral" de la política del Gobierno conservador y, en general, contra lo que ha hecho la derecha desde que en 2002 tomara las riendas del poder.

También es de destacar que en su discurso, probablemente para desmentir la tibieza de su izquierdismo, Hollande fustigó en 10 ocasiones los demonios del "liberalismo". Vivimos, dijo "una confrontación planetaria entre el liberalismo y el progresismo". También dirigió sus dardos contra el más que probable candidato a la presidencia en 2007, el actual ministro del Interior, Nicolas Sarkozy, de quien dijo que "actúa como si no tuviera nada que ver con la política que inspira".

François Hollande, en La Rochelle tras su discurso.
François Hollande, en La Rochelle tras su discurso.REUTERS

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