Ricardo frena al Villarreal

Los nuevos son siempre los que deben dar la cara. Tienen que justificarse, enseñar galones, buscar la titularidad o ganarse el cariño de la afición. No pueden pasar desapercibidos porque en el fútbol, la primera impresión es la que cuenta y los errores no se olvidan. Ayer, toda la presión del debú recaía sobre los hombros del guardameta Ricardo y del delantero Romeo, por parte de Osasuna, y ambos cumplieron con nota. En el Villarreal, por contra, el portero Barbosa, el lateral diestro Kronkamp y Tacchinardi, las tres novedades, decepcionaron mucho. Tanto fue así que el presidente del Villarreal, Fernando Roig, confirmó ayer que el portero internacional uruguayo Sebastián Viera, del Nacional de Montevideo, está a punto de fichar por el club castellonense. Viera, de 22 años, está ya en Valencia y deberá pasar primero el reconocimiento médico, cuestión importante, habida cuenta de que el Arsenal inglés rechazó su fichaje por un quiste que le detectó en la cadera. Los médicos del Nacional señalaron en Montevideo que el portero tiene ese quiste desde que nació y no le ha impedido desarrollar su carrera con normalidad.

A Ricardo y a Romeo les podían las ganas. Ambos saltaron al césped con la idea de olvidarse de un año perdido en las filas del Manchester United y el Mallorca como el que sale de una pesadilla. Si durante toda la temporada pasada Ricardo sólo disputó 45 minutos oficiales en las filas del conjunto inglés, ayer en su debú con Osasuna necesitó mucho menos tiempo para demostrar su valía. Lo mismo le ocurrió al argentino Romeo quien, descartado por el conjunto bermellón y por el Hamburgo, trataba de encontrar el camino del gol. Enfrente, todo un reto para el meta y un ejemplo para el artillero: Forlán, pichichi y Bota de Oro; Figueroa, reconocido artillero; y Riquelme, rey de las asistencias. Los tres acabaron desquiciados por Ricardo, estrella desde el inicio del choque.

Hasta en cinco ocasiones, el guardameta de los navarros sacó el peligro de su portería con pasmosa facilidad: un mano a mano con el delantero charrúa; un remate de Figueroa y otra doble oportunidad de Forlán bastaron para que los aficionados de Pamplona encumbrasen al nuevo fichaje rojillo. Pero la brillante actuación de Ricardo escondía un notable desconcierto en las líneas de Osasuna. Sin Pablo García en el eje, el centro del campo del equipo pamplonés hizo agua y la novedosa defensa tuvo que achicar mucho para salir indemne de los latigazos del Villarreal, siempre comandados por el incombustible Riquelme, que combina lo pinturero con lo geométrico sin darse importancia.

Los arreones de los amarillos se mantuvieron hasta que los locales inventaron una jugada por la banda derecha, donde el joven David López sacó un centro al área pequeña que Milosevic dejó de cabeza para que Romeo colase el balón en las mallas con un bombeado testarazo. Nacía otro ídolo en El Sadar cuando todavía quedaba mucho encuentro por delante.

Cuando por fin el balón paró en el centro del campo del Villarreal, el conjunto empezó a ver de nuevo el fútbol. Y Forlán, que no es nuevo en esto, se aprovechó de un pase entre líneas de Riquelme, cómo no, y cruzó con enorme frialdad para batir al hasta ese momento inexpugnable Ricardo.

Con el gol, el relax volvió al conjunto amarillo y Osasuna se recreció, pinchado por su inferioridad futbolística, hasta borrar la brillantez del Villarreal como conjunto. Los navarros no desaprovecharon la oportunidad que se les brindaba. Esta vez por la izquierda, Delporte sonrojó a la zaga de Pellegrini y Romeo, con un remate en plancha, volvió a batir Barbosa, bastante perdido durante todo el encuentro.