Encanto clásico
La Speedmaster reúne la tradición de las motos inglesas y la calidad de las actuales
EL DOMINIO TECNOLÓGICO y económico de las marcas japonesas en las motos de media y alta cilindrada ha obligado a los fabricantes más clásicos, como Harley Davidson, BMW, Ducati y Triumph, a centrarse en categorías minoritarias que resalten su filosofía y exclusividad para poder sobrevivir. La nueva Triumph Bonneville Speedmaster es un buen exponente. Cuesta 9.960 euros y ofrece un comportamiento sorprendente y una estética atractiva con mucha personalidad, pero en el precio se adquiere también una pequeña parte de la historia del motociclismo: la primera Triumph salió en 1904.
La Speedmaster se puede definir como una Cruiser-custom, motos con suaves matices deportivos tal y como entienden este concepto los estadounidenses. Es larga y baja, lleva la horquilla delantera bastante inclinada (33º de lanzamiento) y tiene unos acabados sencillos, aunque de calidad impecable. Las llantas son de aleación (en vez de radios) y aportan una imagen más moderna y deportiva. Pero tiene una instrumentación elemental: velocímetro, un cuentakilómetros grande y clásico, y un pequeño cuentarrevoluciones situado en una bandeja encima del depósito junto al tapón de la gasolina.
TÉCNICA CLÁSICA Y ACTUAL
El motor es del tipo Twin, el más característico de Triumph: un bicilíndrico paralelo transversal de 865cc. Tiene cuatro válvulas por cilindro, refrigeración por aire y dos carburadores de depresión. Y rinde 60 CV a 6.500 revoluciones con un excelente par (fuerza de empuje) de 6,9 kgm a sólo 3.500 vueltas que se aprecia en una respuesta enérgica y constante desde muy bajo régimen. El cambio de cinco marchas incluye un enorme embrague mutidisco de funcionamiento impecable y transmisión por cadena. El motor es voluminoso, como los de los años cincuenta, con los cilindros muy verticales y unos largos escapes cromados con el silencioso en forma de puro. Pero utiliza unos materiales y una técnica de construcción modernos y ofrece un funcionamiento irreprochable. El chasis es un tubular de doble cuna de acero con un basculante del mismo material al que van anclados dos amortiguadores regulables en la precarga del muelle. La suspensión delantera incluye una horquilla telescópica convencional y monta frenos de disco, dos delante de 310 milímetros y uno atrás de 285
BUENAS VIBRACIONES
La Speedmaster tiene encanto y transmite las sensaciones nostálgicas de las motos clásicas con la fiabilidad y calidad de las actuales. Las vibraciones de los motores Twin ingleses apenas se notan y da gusto oirla al ralentí: suena bien y tiene un tacto moderno. La postura es muy americana, con la espalda apoyada y las piernas y brazos estirados y adelantados, pero no resulta cómoda para los europeos, que prefieren ir más recogidos. El conjunto embrague, cambio y acelerador funciona a la perfección y el motor responde desde 1.500 vueltas. Esta elasticidad y su altura contenida ayudan a callejear, pero en ciudad sólo aprueba: es muy larga y pesada (250 kilos). Y es en carreteras de segundo orden donde luce más sus virtudes, al menos con asfaltos en buen estado: la suspensión trasera tiene poco recorrido y hace tope en los baches. Pero acelera bien al salir de las curvas y la estabilidad es correcta para una custom: puede rozar el piso con los escapes. Los frenos sin asistencia cumplen y sólo exigen dosificar la presión.
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