Huellas y polémicas
Ya estamos aquí, en Granada que se escribe aunque aquí todos dicen Graná. Dentro de nada tendremos que marchar para la presentación de equipos y a partir de ese momento empezaremos ya a caer en la cuenta de que esto es ya irreparable, de que estamos en la Vuelta, de que esto empieza ya y de que, o has hecho bien los deberes en casa, o no hay nada que hacer. Bueno...y a veces, ni con esas.
Nosotros, herméticos en nuestro mundo, estamos centrados en lo que se avecina, que bastante es. Pero me parece a mí que poco importan nuestras vicisitudes mientras aún sigue candente el tema de Amstrong, sus mentiras y desmentidas, en rima asonante, o su dopaje y ultraje, en consonante, que lo mismo me da.
Veamos la historia desde mi punto de vista, particularmente subjetivo. Este señor, Amstrong, y unos pocos más, yo entre ellos, corrimos por aquel entonces (1999) el Tour de Francia. Yo no recuerdo los controles que pasé allí, pero alguno que otro ya sería. Amstrong, por eso de ganar y de ser el líder, pues unos cuantos más que yo, eso seguro. El caso es que, con anterioridad, la Asociación Internacional de Ciclistas, había autorizado a la UCI y a la AMA (los correspondientes organismos encargados de la lucha contra el dopaje) para congelar las muestras B (las reservadas al contraanálisis) y hacer un uso experimental de ellas orientado a la mejora de los métodos de detección de sustancias prohibidas. La única condición que impusieron en aquel momento los corredores para ello fue que se numerasen las muestras y que en ningún momento se pudiera conocer a quién correspondía cada una de ellas. Que es precisamente lo que ha pasado, que L'Equipe conocía que esa muestra era la de Lance Amstrong del día del prólogo que él mismo ganó. O sea, que lo que fue un gesto por parte de los ciclistas de colaboración con la lucha contra el dopaje se convierte ahora, años después, en una gran losa que cae sobre la cabeza de uno de ellos. Vete a saber por qué oscuros intereses, ya sean económicos, políticos o, quizá aquí ande menos desencaminado, de revancha, ha salido esto ahora a la luz. No sé, unos confunden la justicia con el ajuste de cuentas y otros la soberbia con la verdad idealizada.
Allá cada uno con su conciencia y su modo de actuar, haya o no haya EPO, que es el fondo de la cuestión (esto lo dejo para otro artículo, que el espacio no me da para más). No se quién dice la verdad, pero hay alguno que miente, eso seguro.
Ah, por cierto, no deja de resultarme gracioso que alguien se haya preocupado de mantener con mimo y bien congeladito un frasquito con una pequeña cantidad de mis deshechos corporales de aquel año. Eso me lleva de cabeza a una reflexión: las personas a veces, dejamos más huella de la que creemos.
Pedro Horrillo es ciclista del Rabobank.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.