Vassar Clements, un violinista versátil y prolífico
Vassar Clements, maestro del fiddle, el violín folclórico, falleció el martes 16 de agosto en Good-lettsville (Tennessee), víctima del cáncer. Clements, de 77 años, tenía un impresionante currículo como intérprete de bluegrass, pero su naturaleza amable y su voracidad interpretativa le convirtieron en un instrumentista reclamado por figuras del rock y el country.
No exageraba mucho cuando presumía de haber participado en 2.000 discos; dos docenas de ellos salieron bajo su nombre y allí tocaba desde los Beatles a Duke Ellington.
Nacido el 25 de agosto de 1928, en Kinard (Carolina del Sur), aprendió a tocar escuchando el Grand Ole Opry y programas similares. Su robustez sonora llamó la atención de Bill Monroe, el arquitecto del bluegrass, que le integró en su grupo en cuanto llegó a la mayoría de edad. Durante los años cincuenta, saltó de la banda de Monroe (los Bluegrass Boys) a la de Jim & Jesse (los Virginia Boys).
Su adicción al alcohol le volvió un músico poco fiable y pasó buena parte de los sesenta recuperándose; se ganó la vida como guardagujas del ferrocarril y como fontanero en el Centro Espacial Kennedy.
En 1967, volvió a los escenarios profesionales y se instaló en Nashville. Pasó por los grupos de Faron Young, John Hartford y Earl Scruggs, a la vez que se estableció como mercenario de estudio: si se le requería, también tocaba violín clásico, bajo, viola, banjo, violonchelo, mandolina o guitarra. Su golpe de suerte llegó en 1972, con la colaboración en Will the circle be unbroken, el triple elepé de la Nitty Gritty Dirt Band que abrió la comunicación entre los tradicionalistas de Nash-ville y los pelos largos californianos.
Clements encontró un nuevo mercado en universidades y comenzó a grabar como solista. Aunque hizo dos elepés para Mercury, su mejor discografía está en sellos tipo Flying Fish o Rounder. En Rounder salió su enérgico Hillbilly jazz (1975), donde demostraba tanto su soltura como improvisador como su querencia por el jazz y el western swing; volvería a esa mixtura en otros discos.
Era uno de los personajes característicos de Nashville y, como tal, apareció en la discutida película que Robert Altman rodó en la capital del country.
Una vez establecidas su afabilidad y su predisposición a la aventura, Clements fue reclamado por los Allman Brothers, Linda Ronstadt, Paul McCartney, Bruce Hornsby, J. J. Cale, Bonnie Raitt, Michelle Shocked, los Byrds o los Grateful Dead. El guitarrista de ésta última banda, el gallego Jerry García, le embarcó en uno de sus proyectos paralelos, Old & In The Way, lo que le permitió sentar cátedra en otro circuito.
Vassar hacía honor a su lema: "Sea rock o música clásica, si hay un buen ritmo, yo lo toco".-
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