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Buenafuente dijo | CULTURA Y ESPECTÁCULOS
Columna
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Felices sueños

La noticia: "Según un estudio del Instituto Nacional de Estadística, los españoles duermen una media de casi ocho horas diarias".

La fecha: miércoles 25 de mayo de 2005 (programa número 56).

El Instituto Nacional de Estadística -que es un instituto donde hay una gente allí trabajando- ha publicado un estudio donde dice que los españoles dormimos una media de casi ocho horas diarias. Cuando lees eso, te dices: "¿A quién han preguntado?".

Supongo que también han contado las cabezadas en el metro. Eso debe puntuar, ¿no? Porque hay tíos que se acomodan en tu regazo, como si fueras su padre. ¿Y qué les vas a decir? Un día a uno me lo llevé yo al trabajo. No sabía cómo despertarlo. Y yo ahí, en las reuniones: "Nada, uno del metro...". Y hablando flojito: "Bueno, pues en el programa de hoy vamos a...". Para que no se despertara. Luego se acostó conmigo. Bueno, en fin, un asqueroso.

Lo que descubrí cuando me fui de casa de mis padres es que las sábanas no se cambiaban solas

Por comunidades autónomas, los navarros son los más dormilones. Casi un 20% duerme 10 horas o más. Se ve que la resaca de los sanfermines va quedando en las células. Ya lo dice la canción: "A Pamplona hemos de ir con una media y un cojín". En cambio, los que duermen menos son los canarios. Concretamente, una hora menos (éste es mío).

Por culpa del estrés, cada vez nos cuesta más dormir. Y tienes más manías. Eso va también en consonancia con la edad. El niño pequeño, pof, se duerme, pero cuando te haces mayor hay personas que se montan una liturgia impresionante: "Yo no me duermo sin mi vaso de agua, las valerianas, los kleenex, el tapón de los oídos, el gorro, el antifaz...". "¿Pero tú te vas a dormir, o a cenar con el club de fans del Zorro?".

Otros son muy maniáticos con las sábanas. Tienen que oler así, o estar plegadas asá. Yo lo primero que descubrí cuando me fui de casa de mis padres es que las sábanas no se cambiaban solas. Y mira que estuve atento. A las tres semanas me iba a trabajar, decía adiós y me escondía tras la puerta vigilando y pensando: "¿Cuándo cogerá la sábana y hará flop, como Casper, y se irá sola?". Pues pasaban los meses y seguían ahí las mismas... Hasta que salieron unas manchas que parecían las caras de Bélmez, que me decían: "¡Cámbiame, marrano!".

También están los que se mueven mucho en la cama. Y los que no se mueven nada mientras duermen, que incluso tienes que darles, porque dices "a ver si se ha muerto...". Y hay que decir que la naturaleza es benévola, porque casi nunca junta parejas del mismo tipo. Casi nunca. Eso sí, cuando coinciden... Yo conocí a una pareja que dormían... Bueno, no dormían, en realidad estaban dando un maratón estático. Venga a dar vueltas en las sábanas. Cuando se levantaban, parecían Tutankamón y Nefertiti. Más de una vez abrían los ojos y estaban en el recibidor. Se habían movido por toda la casa. Al final optaron por ponerse un pijama de felpa y comprarse un colchón de velcro. Se quedaban pegados como lapas. Eso sí, se tuvieron que colgar unas anillas en el techo, porque luego no había manera de arrancarse.

Yo, en cambio, soy de los de estarme quieto en la cama. Tal como me tumbo, así me quedo. Como un fósil. Me levanto de la cama y las sábanas se quedan con mi forma. Como la silueta de un asesinato. Eso sí, tengo que dejar un pie fuera de la colcha; si no, no puedo dormir. "Espera, que te tapo". "¡No me tapes, déjalo así!".

Según este mismo estudio que se ha publicado, el hombre duerme un cuarto de hora más que las mujeres. Debe ser el cuarto de hora que se pasan haciendo ¡chist! y dando codazos. De hecho, muchas mujeres no duermen profundamente hasta que superan la fase REM, que son las iniciales de "Roncas Escandalosamente, Mamón".

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