_
_
_
_
Reportaje:

Un mercado por desarrollar

Veinte de las 35 empresas del Ibex no tienen calificación de 'rating'

Patricia Fernández de Lis

El mercado español está subdesarrollado. Al menos, en términos de calificación financiera. Dos tipos de datos confirman esta afirmación. Uno es el número de empresas que están calificadas. De las 35 mayores compañías que cotizan en El Ibex 35, sólo 15 de ellas tienen rating (véase gráfico), aunque las que lo tienen, normalmente, se dejan calificar por varias agencias a la vez.

El grado de subdesarrollo del mercado se demuestra en otro dato: las empresas sacan muy buenas notas. No es una contradicción. La madurez financiera de un mercado se demuestra observando el número de empresas regulares que se dejan examinar. Si hay muchas, significa que la herramienta funciona, ya que estas empresas pueden encontrar financiación a pesar de sus problemas económicos.

El Reino de España es calificado por las tres agencias, y en todas ellas obtiene la mejor nota posible, AAA, con perspectiva estable
En EE UU, la mayor parte de las empresas que califica S&P tiene una 'nota' de B+. En España es AA
Más información
El Ibex pierde un 0,69% pero mantiene los 10.100 puntos
El Ibex pierde de nuevo los 10.100 puntos
El Ibex pierde la cota psicológica de los 10.000 puntos

Si elegimos los datos de S&P para realizar una comparativa, en Estados Unidos la mayor parte de las empresas que la agencia califica tiene una nota de B+. En el caso de esta agencia, una B marca las inversiones que tienen ciertas características especulativas. Dos tercios del mercado estadounidense está por debajo del BBB-. En Europa, el rating más frecuente es A-, que marca el grado de inversión. Y en el caso español, es AA.

En Europa y en España, de hecho, el rating es aún una herramienta de grandes empresas que buscan financiación en mercados financieros internacionales, porque no pueden encontrarla en los locales. Deben acudir a una agencia que les ponga una nota que sea fácilmente reconocible para cualquier inversor del mundo. En algunos casos, como el estadounidense, es directamente imposible emitir deuda sin un rating bajo el brazo.

En el caso español, el primer y evidente problema es que éste es un país de pyme, cuyo acceso a estas herramientas financieras es muy complicado. Cada una de las tres agencias califica a una veintena de empresas, algo más de cincuenta entidades financieras y otra veintena de entidades públicas. La banca y las eléctricas son los sectores más activos en la calificación.

Es llamativa la ausencia de grandes compañías como, por ejemplo, las constructoras, aunque en este caso la razón es probablemente tan simple como que no han necesitado calificarse porque no han necesitado financiarse. Las participaciones industriales de bancos y cajas en compañías españolas es, dicen los expertos en este mercado, otra de las razones por las que las empresas no necesitan buscar dinero fuera de casa, ya que sus accionistas son, a la vez, financiadores. Una tercera razón, dicen en el mercado, es cierto desconocimiento de las empresas, que tienen miedo a ser calificadas con un rating especulativo: ninguna quiere ser la primera de su sector.

El mercado español está algo más desarrollado en las administraciones públicas. Una veintena de ellas son calificadas por las agencias de rating, entre ellas comunidades autónomas (como la andaluza, la catalana o la madrileña) y corporaciones locales (Álava, Barcelona, Vigo o Madrid). El reino de España también es calificado por las tres agencias, y, en todas ellas, obtiene la mejor nota posible: AAA, con perspectiva estable.

Cuestión de imagen

A diferencia de lo que ocurre con las empresas, cuyo motivo básico para dejarse examinar es la búsqueda de financiación, la razón por el que las administraciones públicas se dejan calificar es, en muchos casos, una simple cuestión de imagen. Una buena nota les permite comprarse con otras administraciones; además, dejarse puntuar es señal de transparencia y obliga a la disciplina presupuestaria.

Las cosas están evolucionando, en todo caso. Según S&P, el 95% de las compañías europeas examinadas en 1990 era AA. Ahora, ese porcentaje ha caído al 36%. Las compañías buscan negocio, de hecho, en esta evolución, y todas ellas esperan aumentar sus ventas en el mercado europeo en los próximos años. Moody's, por ejemplo, ha desarrollado en Alemania un producto nuevo para calificar a las pyme, que espera lanzar próximamente en España.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Sobre la firma

Patricia Fernández de Lis
Es redactora jefa de 'Materia', la sección de Ciencia de EL PAÍS, de Tecnología y de Salud. Trabajó diez años como redactora de economía y tecnología en EL PAÍS antes de fundar el diario 'Público' y, en 2012, creó la web de noticias de ciencia 'Materia'. Los fines de semana colabora con RNE y escribe, cuando puede, de ciencia y tecnología.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_