Divertida y funcional

Las siglas RFVC del motor de la FMX denotan su veteranía: fueron las elegidas por Honda hace casi 20 años para anunciar que la culata de su motor monocilíndrico refrigerado por aire incorporaba cuatro válvulas en disposición radial. La virtud más destacada de este motor ha sido siempre la robustez, y en esta moto se amplía aún más porque ha habido que reducir sus prestaciones para cumplir la norma de emisiones EURO-2. Así, rinde 38 CV, una cifra poco espectacular, aunque la consigue a tan sólo 5.750 vueltas. Por lo demás, incluye un carburador Keihin de 40 milímetros y cambio de cinco marchas con transmisión por cadena. El chasis sigue siendo un simple cuna de acero ya superado, aunque muy resistente, y lleva una chapa protectora en el cárter del motor para evitar daños al salir del asfalto. La suspensión delantera incorpora una horquilla invertida con barras de 45 milímetros de largo y 218 milímetros de recorrido. Y atrás equipa el sistema progresivo Pro-Link, con amortiguador regulable sólo en la precarga del muelle y 186 milímetros de recorrido.

La FMX 650 es una fun bike, un modismo que se utiliza para las motos divertidas, pero en este caso la diversión exige tranquilidad, en parte por su descafeinado motor y también por los 175 kilos de peso. Es una moto alta de asiento duro, al estilo todoterreno, y hace sentirse sentado encima, pero la posición es agradable y permite un buen control. En ciudad se mueve con agilidad y el manillar pasa por encima de los retrovisores de los coches. En cambio, las prestaciones en carretera son algo justas, aunque puede superar los límites legales en cualquier descuido. No presenta problemas tampoco en los viajes largos, al menos si se toman con calma, y hasta permite llevar un pasajero, aunque con un confort muy inferior al de una gran turismo. Sin embargo, donde mejor se comporta es en trazados sinuosos: resalta la eficacia de los frenos y la calidad de las suspensiones. Y puede recorrer también pistas forestales si no están muy rotas.