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Crítica:LA LIDIA | San Sebastián | CULTURA Y ESPECTÁCULOS
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

¡Ay Morante de la Puebla!

La realidad abrupta, descarnada, palpable y broncosa dice que Morante de la Puebla protagonizó un escándalo mayúsculo ayer en Illumbe. A su segundo, quinto de la tarde, no lo quiso ni ver desde que asomó el toro la gaita por los chiqueros. No dio ni un pase. Parecía que deseaba que le mandaran el toro al corral. Imperdonable su actitud, merecedora de la bronca que le echaron y más que el público pudiera ejercer contra él. Pero... más noticia en el mundo del toro es que cuanto realizó a su primero, segundo de la tarde, fue de excelsitud. Todo lo que le hizo a ese toro -que no dejó de embestir siempre con la cara alta, además de tardear bastante- estuvo nimbado por una belleza sobrecogedora. Desde los lances a la verónica, luego, cuando se dobló por bajo con suavidad, para a continuación torear magníficamente con ambas manos. La caligrafía pasional de sus muletazos se empeñaba en repartir aromas toreros. Iba improvisando en cada instante. Estaba cincelando arte del bueno. Le tomó el pulso al toro llevándolo a media altura con mimo. Sus muñecas y su cintura se buscaban como paralelas que, incomprensiblemente, acababan por encontrarse...

Martín / Finito, Motante, Cid

Toros de San Martín: no sobrados ni de raza ni de fuerza. Destacó el 3º. Finito de Córdoba: cuatro pinchazos, estocada perpendicular, dos descabellos -aviso- y descabello (pitos); bajonazo (bronca). Morante de la Puebla: pinchazo, media perpendicular -aviso- y dos descabellos (gran ovación); media perpendicular y descabello (bronca). El Cid: pinchazo -primer aviso-, cuatro pinchazos y estocada -segundo aviso- (ovación); estocada un pelín atravesada (oreja). Plaza de Illumbe, 18 de agosto. 5ª de feria. Menos de tres cuartos de entrada.

Allí hubo reunión de temple, buena colocación y mucha emoción bellísima. Al final alguien pidió que tocara la música, y la tocaron. Lo cierto es que no hacía falta. La música callada la había puesto Morante.

Música callada

La actuación de El Cid puede calificarse de buena. Acelerado en el arranque de su primer toro. Luego fue acoplándose. Dejó naturales cadenciosos. En su segundo inició la faena con la izquierda. Los naturales fueron ligados.

Echó mano de los pases circulares, para su desdoro. Bien, pero no podíamos sustraernos -o yo no podía- a la aromatización artística de altísima vibración impostada por Morante.

De Finito de Córdoba mejor no hablamos. No merece una atención prevalente ante las esencias repartidas por el aire de Illumbe. Vale salir en defensa de su taleguilla pensando que quizá sea la prenda de vestir más triste del universo, por mucho que esté inundada de oro.

Destacaron con los palos Curro Molina, Alcalareño y El Boni.

Viendo a Morante ayer constatamos que la fiesta de los toros está viva. Morante torea, y la mayoría de los toreros del escalafón, incluidos los relumbrones, trabajan.

¡Qué feliz hubiera sido el poeta José Bergamín escuchando la música callada de Morante!

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