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Pie de foto | 27 de mayo de 2005 | CULTURA Y ESPECTÁCULOS
Columna
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Naturaleza muerta

Juan José Millás

El objetivo de la cámara fotográfica funciona a veces como el ojo de la cerradura. Fíjense, si no, en el resplandor de intimidad doméstica de esta instantánea, que deben mirar con un ojo guiñado. No falta en ella nada de lo que uno espera de un bodegón, de una naturaleza muerta. Ahí está la mesa camilla inanimada; el abanico yerto; la máquina de coser exánime; el ventilador exangüe; el matamoscas desmayado. Y, lo más grave, la anciana mimetizada con ese universo donde se ha detenido todo, incluso lo que no se ve (las agujas de ganchillo, por ejemplo, con las que en su día hiciera el mantel de la mesa y el reposacabezas del orejero).

Según el PSOE, cada tres días muere un anciano en situación de abandono en la Comunidad de Madrid. Para el PP la cifra está abultada porque considera que si se descubre el cadáver antes de que hayan pasado 72 horas desde el óbito, hay que considerar que no se encontraba desprotegido. En el Ayuntamiento de Madrid hay un director general de Mayores (hay direcciones generales increíbles) que tras analizar los 71 casos de ancianos que murieron solos en sus casas a lo largo de 2004 determinó que sólo (sólo) 22 murieron en total abandono. De éstos, el 30% tenían problemas psiquiátricos muy graves o habían caído en el alcoholismo. La noticia no decía si los problemas psiquiátricos eran la causa de su soledad o viceversa. Por mi parte, añado que dada su situación quizá no habían "caído" en el alcoholismo, sino que se habían abrazado sensatamente a él.

El asunto de los ancianos se trata desde las estadísticas porque hemos llegado a ese punto en el que no es posible relacionarse con él moralmente. Las estadísticas pueden tener ideología, pero carecen de moral. Los servicios sociales de este país (sólo) atienden al 9,4% de la población mayor. Ahí tienen una estadística. ¿A que no duele? Quizá un poco, de acuerdo, pero por el adverbio "sólo" que contamina un poco el titular. Quítenselo y a lo mejor hasta nos parece que esos servicios atienden a un número excesivo de ancianos. Ignoramos cómo está el asunto en el resto de las comunidades, pero, en la de Madrid, Esperanza Aguirre se ufana de bajar y quitar impuestos todos los días. A mí no me los baje, presidenta. Dedíqueselos a los ancianos, que la situación es de catástrofe. El 22% de los mayores españoles viven solos y la cosa no va sino a aumentar en los próximos años.

Los porcentajes hablan mucho, pero dicen poco. Con frecuencia obtienes más información de una fotografía que de una estadística. Los guarismos tienen una habilidad diabólica para organizarse en grupos inanes (qué rayos querrá decir inane). Por lo visto, existe un Libro Blanco de la dependencia que, aunque por el título parece un tratado de drogas, es un estudio sobre los viejos que no pueden valerse por sí mismos. Son casi dos millones. ¿Dos millones son muchos o pocos? Si le parecen pocos, mire de nuevo la fotografía. Pruebe a cerrar un párpado para acentuar la sensación de observar a la anciana por el ojo de la cerradura. Ahí está otra vez la pobre, con el matamoscas costumbrista al alcance de la mano. Cada tres días muere un anciano solo, etcétera.

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Sobre la firma

Juan José Millás
Escritor y periodista (1946). Su obra, traducida a 25 idiomas, ha obtenido, entre otros, el Premio Nadal, el Planeta y el Nacional de Narrativa, además del Miguel Delibes de periodismo. Destacan sus novelas El desorden de tu nombre, El mundo o Que nadie duerma. Colaborador de diversos medios escritos y del programa A vivir, de la Cadena SER.

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