Un preso, un muerto y tres a la carrera
Cinco supuestos terroristas estrechamente vinculados al 11-M lograron escapar de España. De ellos, a uno, Mohamed Afallah, se le da por muerto en Irak; otro, Abdelmajid Bouchar, ya está detenido; pero otros tres siguen en paradero desconocido, a pesar de que son buscados por las policías de todo el mundo. Se trata de los marroquíes Mohamed Belhadj y Said Berraj y del argelino Daoud Uohnane.
Todos los citados, salvo Uohnane, estuvieron vinculados a los miembros del comando que se suicidó en Leganés, pero al único que se le vio salir de allí en los peores momentos fue a Bouchar. Éste, consumado especialista de la prueba de atletismo de 3.000 metros, escapó corriendo "velozmente, sin poder ser detenido por los funcionarios policiales personados en las inmediaciones". Ya entonces los agentes que lo vieron escapar apodaron a Bouchar el Gamo, debido a la velocidad de su carrera.
Más fácil lo tuvieron Belhadj y Afallah. Ambos estaban fuera de la vivienda y pudieron preparar perfectamente su huida. La misma noche del 3 de abril de 2004 tomaron un coche con el que partieron hacia Bélgica, vía Barcelona. Allí lograron refugiarse en la localidad de Maaseik. De Mohamed Belhadj apenas se ha vuelto a saber nada. Sin embargo, Afallah supuestamente murió entre el 12 y el 19 de mayo en Irak. Sendas llamadas a un amigo y a un familiar desde un teléfono por satélite Turaya desde Irak avalan esta teoría. "Mohamed Afallah ha muerto", dijo en una de las llamadas el comunicante anónimo que telefoneó desde las cercanías de Bagdad.
De estos huidos, el de mayor graduación dentro de la estructura periférica de Al Qaeda es Said Berraj, llamado el mensajero por dos motivos: porque fue cartero de una empresa privada y porque, supuestamente, ha servido de enlace entre altos cargos de la red de Osama Bin Laden y otras organizaciones terroristas. Supuestamente participó en la reunión de dirigentes terroristas de grupos norteafricanos, celebrada en Turquía en 2002, donde según algunas informaciones se autorizó a los musulmanes radicales a atentar en sus propios países de residencia.
El último en busca y captura por su relación directa con el atentado es el argelino Daoud Uohnane. Una huella dactilar de este ciudadano fue encontrada en una bolsa de basura, similar a la utilizada en los atentados, que fue localizada en el interior de la furgoneta que los terroristas dejaron aparcada en la estación de Alcalá de Henares. Ésta, que portaba restos de explosivos, detonadores y una cinta coránica, fue descubierta el mismo día de la cadena de atentados.
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