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La investigación apunta a que al avión chipriota le faltaba carburante

Las causas del accidente del Boeing 737 de la compañía aérea chipriota Helios que el pasado domingo se estrelló cerca de Atenas son aún confusas. Entre aclaraciones y desmentidos de las autoridades griegas, la muerte de los 121 ocupantes del avión no dejaba de despertar todo tipo de sospechas y todavía quedan muchos cabos por atar.

La última teoría sobre lo sucedido apunta a que el siniestro pudo ser causado por falta de carburante, según comunicaron ayer fuentes del Gobierno griego. Ello, en contra de la primera hipótesis, que señalaba al fallo del sistema de despresurización de la aeronave como la causa más probable. "Creemos que el avión se dirigía hacia el aeropuerto de Atenas [distante siete kilómetros del área del impacto] y es probable que se agotara el carburante", comunicaron.

La aerolínea Helios reconoció ayer, por otro lado, que el avión había tenido en otra ocasión un problema de presión que le obligó a hacer un aterrizaje de emergencia mientras volvía al aeropuerto de Larnaca (Chipre), procedente de Polonia.

Los resultados de las primeras autopsias de las víctimas revelaron, además, que al menos 25 ocupantes, incluso el copiloto, murieron a consecuencia del impacto y no asfixiados, como habían apuntado inicialmente los investigadores. El corazón y los pulmones funcionaron hasta el momento del choque. "Esto no significa necesariamente que los pasajeros estaban conscientes en el momento del accidente, pero sí que estaban vivos", explicó el forense responsable de las autopsias, Filippos Qutsafitis.

Otros interrogantes

El papel que tuvo una asistente de vuelo constituye otro interrogante sin respuesta. El cuerpo de una azafata que, según fuentes del Gobierno chipriota, tenía nociones de pilotaje de aviones, fue hallado por los equipos de rescate en la cabina de tripulantes al lado de la plancha de mando y cerca del copiloto.

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Según los expertos, podría tratarse de la persona que los pilotos de los cazas griegos que escoltaron el Boeing vieron mientras intentaba controlar el avión, que minutos antes del choque cambió de rumbo varias veces en los alrededores de la isla Kea, al sur de Atenas. Las autoridades griegas negaron que los dos cazas recibieran la orden de abatir la aeronave, mientras que la prensa local afirmó lo contrario citando a un alto funcionario del Gobierno. El falso mensaje de móvil, que el supuesto primo de una de las víctimas divulgó horas después del accidente, y las imprecisiones acerca del número de niños y la nacionalidad de los pasajeros que viajaban en el avión son otras de las especulaciones de este dramático suceso. Mientras tanto, ayer, los familiares de las víctimas todavía no habían terminado de hacer el reconocimiento de los cuerpos quemados por el incendio que se produjo después del impacto.

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