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Cartas al director
Opinión de un lector sobre una información publicada por el diario o un hecho noticioso. Dirigidas al director del diario y seleccionadas y editadas por el equipo de opinión

El objetivo del 11-M

El descubrimiento del vídeo "perdido" grabado por los terroristas suicidas de Leganés el 27 de marzo es sólo "asombroso" para quien no quiere ver. Porque constituye la prueba evidente de que el atentado del 11-M era para sus autores sólo el primero de una serie -como los dos posteriores, fallidos, al AVE- que iban a ser reivindicados después de la votación del 14-M. Y, por tanto, que el atentado del 11-M no estaba destinado a que perdiera el PP.

Al contrario: lo lógico, en efecto, hubiera sido que el atentado del 11-M hubiera servido a Aznar para ganar con holgura, como se creían en Estados Unidos que habría ocurrido con Bush de haber habido un atentado poco antes de las elecciones de noviembre de 2004. Los terroristas prefieren que ganen los adversarios más duros, lo que creen que justificaría actos de terrorismo aún mayores, como hubiera sido quizá el número de muertos del AVE respecto de los trenes del 11-M.

Fue la enorme torpeza con la que Aznar intentó manipular el atentado, atribuyéndoselo hasta el final a ETA, lo que, además de jugar en su contra en los resultados electorales, provocó, primero, una reivindicación "espontánea" en Londres y, después, vista su poca credibilidad, la aún mayor chapuza de la reivindicación por sus autores, con un vídeo dentro de un calcetín echado en una papelera en Madrid la tarde anterior a las elecciones.

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Estos hechos, unidos al que ahora conocemos, de que la reivindicación "oficial" del 11-M no fuera grabada sino 16 días después, el 27-M, y como parte de una serie de atentados posteriores al 11 y 14-M, son, pues, una prueba irrefutable, por los hechos, por sus mismos autores, de que los terroristas no sólo no esperaban ni buscaban un cambio de Gobierno en España, sino que esto ni siquiera les importaba, como revelan el que siguieran con su serie de atentados tras el 14-M, así como el que no organizaran -como hoy sabemos eran capaces- otro atentado entre el 11 y el 14-M para influir más contra el ya esos días tambaleante Aznar.

No puede darse mayor ni más creíble desmentido a las tesis del PP, una mayor prueba del fracaso de su actuación entonces y hasta nuestros días. Nada tiene, pues, de extraño, que tan definitiva prueba fuera cuidadosamente archivada y olvidada entonces.

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