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Reportaje:

Reciclaje y artesanía en Gràcia

Vampiros, paisajes oníricos, piratas y homenajes literarios protagonizan los adornos festivos del barrio barcelonés

La revolución del arte povera se basó en el empleo de materiales modestos -como el vidrio, los troncos o la tierra- para crear obras de una plasticidad insólita. Al igual que aquellos artistas, los vecinos de Gràcia también son unos expertos en el reciclaje. Se pasan todo el año acumulando deshechos que convierten durante la fiesta mayor del barrio en originales adornos callejeros, una costumbre casi bicentenaria. Si bien carecen de ambiciones artísticas, el resultado de su labor y pericia deja a los visitantes boquiabiertos.

Los improvisados artesanos de la calle de Verdi, en el tramo comprendido entre las de la Providència y del Robí, han conseguido erigir de nuevo una decoración espectacular. Pululan por allí Drácula, Nosferatu y otros terroríficos habitantes de la noche. Para construir los cuerpos de cinco inmensos vampiros usaron carrocerías de motos obsoletas. La escenografía gótica en la que se mueven estos monstruos adictos a la sangre humana se ha realizado con teclados de ordenadores, tubos de escape y televisores en desuso pintados de negro. "Queríamos construir algo que evocara un medievo fantástico. No lo hacíamos desde hace años, cuando nos inspiramos en El Señor de los anillos", explica una de las creadoras de los ornamentos vampíricos. "Conseguimos los materiales de deshecho a través de los traperos y gracias a amigos", añade.

Sus más inmediatos competidores, los vecinos de la calle de Verdi a la altura de la de Bellver, tampoco se han quedado atrás. Con mucha paciencia, han recreado el naufragio de un barco pirata. Para armar su estampa marina necesitaron más de 2.000 metros de tela de distintas tonalidades de azul. "Nos enorgullece la participación de los jóvenes, que permite asegurar la continuidad de la tradición", dice una vecina. Las hazañas de los arrojados bucaneros también han inspirado la ornamentación de la calle de Martínez de la Rosa.

Con un poco de maña y mucha imaginación todo es posible. En Gràcia, sólo basta un poco de corcho para rememorar un mito ancestral. Lo han logrado los vecinos de la calle de Bruniquer, que han alzado en el centro de la travesía una escultura que simboliza con aires de leyenda un eclipse, el único momento de romanticismo compartido por la luna y el sol.

Algunos optan por motivos más caseros. El decorado de la calle de Joan Blanques, entre las de Encarnació y Sant Lluís, reproduce el interior de una despensa. De su cubierta cuelgan botes de mermelada, garrafas de aceite, morcillas y bolsas de té. "Es todo artesanal y hecho con materiales reciclados que encontramos por ahí", apunta una de las decoradoras. En la misma calle, a la altura de la de Congost, un enjambre de sedas origina un ambiente de ensueño.

Otros -que cuentan con menos medios- sacan partido de lo que tienen a mano. Así ocurre en la calle de Reig i Bonet, decorada abigarradamente con 10.000 botellas de agua vacías. En la de Tordera, la atracción principal es una gigantesca sardina, mientras que el cartón reina en la calle de Torres, transformada en un bingo. También hay travesías que apuestan por la solidaridad -la del Progrès recuerda, por ejemplo, la lucha del pueblo saharaui- o se suman a los aniversarios literarios -como la de Sant Agustí, consagrada al Quijote, de Cervantes.

En esta edición de la fiesta mayor de Gràcia se han guarnecido 22 calles. Para evitar actos de vandalismo de madrugada, la mayoría ha contratado a agentes de seguridad. La posibilidad de una tormenta preocupa a todos. Aunque los decorados se rematan con barnices impermeables, sólo aguantarían un chaparrón. El seguro cubre las actuaciones y poco más. Los vecinos esperan que la prohibición de barras exteriores en los bares signifique mayor fluidez de los visitantes, que ayer ya llenaban las calles de la barriada, y se resguarde así su conservación. Agradecen además la constante vigilancia policial.

La tradicional entrega de premios a las calles engalanadas se celebrará mañana en la plaza de Rius i Taulet (18.00 horas). Desde la Federación Fiesta Mayor de Gràcia se felicitan por la tranquilidad con la que se han iniciado los festejos, una calma opuesta a la atribulada experiencia del año pasado.

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