¿En qué piensa el Doctor Spock?
Pregúntenle a un evolucionista cuál será el próximo paso en la evolución humana, y verán cómo responde que no habrá ninguno. Eso es cosa del pasado, les dirá. La evolución consiste en la reproducción diferencial de los individuos mejor adaptados al entorno local, pero en la especie humana el número de hijos ya no tiene nada que ver con la adaptación. Como dice Richard Dawkins, la principal ventaja selectiva en la sociedad actual es la incompetencia en el uso del condón.
Darwin, sin embargo, estaba convencido de que los humanos seguimos evolucionando, y dejó escrito: "Creyendo, como yo creo, que el hombre será en el futuro distante, una criatura mucho más perfecta que ahora, es intolerable pensar que está condenado a la aniquilación completa después de tan largo, lento y continuado progreso". Darwin no se refería a un posible apocalipsis bélico o medioambiental -difícil de imaginar con la tecnología de la época-, sino a la inevitable muerte térmica del universo. Pero el caso es que el inventor del darwinismo no daba por concluida la evolución humana. El científico que había descubierto de dónde venimos quería saber también adónde vamos.
¿Adónde iríamos si no fuera por Richard Dawkins y sus condones? ¿Nos crecerían alas, garras, escamas?
Pues bien, ¿adónde vamos? ¿O adónde iríamos si no fuera por Richard Dawkins y sus condones? ¿Nos crecerían alas, garras, espinas, escamas? Es mucho más probable que nos creciera el cerebro. Eso es exactamente lo que les ha pasado a nuestros ancestros durante seis millones de años, y la verdad es que les ha ido muy bien con ese truco. Un cerebro de 400 centímetros cúbicos no luce mucho. Es lo que tenía el australopiteco, que era bruto como él solo. Ponle otros 400 y ya tenemos las primeras herramientas de piedra. Ponle 400 más y sale el Homo sapiens. Pues bien, ¿por qué no me pone otros 400 para ver si sale el Doctor Spock?
El córtex cerebral funciona igual en todos los mamíferos. Recibe información cruda de los sentidos y la va abstrayendo paso a paso: luces, líneas, superficies, objetos, categorías de objetos. Estos primeros pasos son los mismos en una rata y en el lector, pero la rata no pasa de ahí. No tiene más córtex para seguir abstrayendo. Si lo tuviera podría establecer categorías de categorías de categorías hasta comprender el mundo. Esto es lo que hacen tanto el Homo sapiens como el futuro Doctor Spock, pero el Homo sapiens no pasa de ahí. No tiene más córtex para seguir abstrayendo. El Doctor Spock sí lo tendrá. ¿Cómo será una mente así? ¿Podemos si quiera intuir qué pasará por su cabeza?
No todo el mundo cree en el progreso del conocimiento. Hay quien piensa que las artes, las letras y los sistemas sociales del pasado eran mejores que los nuestros. Los científicos, sin embargo, saben que el conocimiento progresa, y también saben cómo progresa. Las órbitas de los planetas y las caídas de las manzanas no tenían nada que ver hasta que Newton dio con una idea abstracta, la gravedad, que explica ambos fenómenos. Lo mismo pasó después con la electricidad y el magnetismo, con la materia y la energía, con el tiempo y el espacio, con las cosas y las interacciones entre las cosas. El progreso del conocimiento funciona como el córtex, mediante una escala de abstracción progresiva. Así que ya sabemos cómo pensará el Doctor Spock: encontrará una idea abstracta, simple y unificadora allí donde nosotros no vemos más que una colección de ideas inconexas, incompatibles y confusas.
De hecho, ésa es más o menos la habilidad de los grandes pensadores, dentro y fuera de las ciencias. Tal vez el Doctor Spock ya exista, y camine entre nosotros mientras los demás manejamos el condón con incompetencia.
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