_
_
_
_
Columna
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las columnas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

Montes de hueso

Como viento sur o brisa de mar, no lo sé aún, el 21 de julio se reunieron representantes de la plana mayor del PSOE, del PSE-EE y del PNV. No ha trascendido el motivo de la reunión ni los temas tratados, tan sólo que forma parte de una serie de encuentros para ir tejiendo "de nuevo" las relaciones políticas en el paisito.

Rubalcaba ha subrayado esta componente del encuentro. Si así fuese, estaría bien. Tras el tornado Josemari (es por darle nombre masculino a los tornados), rijoso y destemplado, los nuevos aires son más que necesarios.

Pero el viento, fresco o tórrido, tan sólo roza las superficies. Y, sin menospreciar su efecto, vivimos tiempos en que hay que remover la tierra, retocar algunas aristas del territorio y repoblarlo para hacerlo más habitable.

Vivimos tiempos en que hay que remover la tierra, retocar aristas del territorio y repoblarlo para hacerlo habitable

Comenzar a recomponer verdaderamente el tejido social y político. (O quizá el político para que no dañe lo social.) Dice Octavio Paz que "el presente es perpetuo./ Los montes son de hueso y son de nieve/ están aquí desde el principio./ El viento acaba de nacer/ sin edad/ como la luz y como el polvo". Lo permanente frente a lo fugaz; la marmórea fortaleza de la montaña frente a la ligera brisa o el ardiente viento sur.

Sí, es necesario el encuentro, la conversación, el entendimiento entre familias políticas. Pero ha de ser un encuentro sustancioso, completo, de manera que rectifique una asentada cultura política de crispación, y no simple finta hábil o táctica.

El entendimiento ha de ser para remover obstáculos y crear canales estables de circulación de ideas, de trasiego de desacuerdos y consolidación de las instituciones creadas para ello, como es el caso del Parlamento vasco y son las Juntas.

Un punto no define un trazado, una trayectoria. Y, aunque sea brisa pasajera, que no si es viento abrasador, será bien recibida. De momento hay un encuentro el día 21. (Ha habido otros antes entre el Partido Socialista Obrero Español y el Partido Socialista de Euskadi-Euskadiko Ezkerra; o en presidencia, y otros informales con Batasuna). Poco puede valorarse con ello.

Sin embargo, hay elementos que intranquilizan a quienes estimamos que esto debe ser algo sustantivo y no táctico. Muy especialmente, por el trato que se le está dando al Partido Popular vasco (una familia política con 210 mil votantes, cerca de los 270 del PSE-EE). Por momentos, adquieren todo el aspecto de juegos tácticos ante un probable final de ETA.

Cierto que el PP mantiene a personajes como Zaplana y Aceves en su cúpula, que utiliza cualquier circunstancia en la lucha antiterrorista para hacer oposición como gasolina en un incendio. Es cierto. Pero, quien aspira a ser el eje de un cambio de rumbo en nuestra cultura política como pretende el gobierno Zapatero y el PSOE, ha de ser más ambicioso, y, al mismo tiempo, más generoso.

María San Gil, que ha demostrado otra disposición más moderada en el escenario de la política, se siente excluida del proceso. Parece que con bastante razón. La oposición que el PSE-EE está haciendo al gobierno de Álava, a la Diputación regida por el PP, uno de los gobiernos más pragmáticos e integradores que se da hoy en el País Vasco, está logrando el desgobierno de esa provincia. Ha llegado a decirlo en estos mismos términos el presidente de EA de Álava, Manuel Ibarrondo.

Da la impresión de que hay elementos sólidos de deslealtad en todos estos movimientos como para que la ciudadanía pongamos demasiada esperanza en ellos. Parecen viento táctico que no llegará al duro hueso de la montaña, ésa que necesitamos remover y repoblar para hacerla más habitable.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_