Fuerza y fantasía
Los médicos del Madrid califican de "portento físico" a Baptista y el presidente apela al espectáculo
La mirada, inocente, y la sonrisa de oreja a oreja de Baptista lo decían todo. Entró al palco del estadio Bernabéu con chaqueta, pero sin corbata, y se colocó junto a Alfredo Di Stefano, en un segundo plano, mientras Florentino Pérez le hacía los honores ante varios centenares de aficionados enfervorizados. El presidente del Madrid colocó el micrófono a su altura, dio la bienvenida a Baptista y se deshizo en elogios. "El Madrid apuesta por el fútbol espectáculo, por jugadores que formen parte de esa esencia, sin olvidar la entrega, el esfuerzo y el sacrificio", dijo Pérez, que volvió a enunciar su teoría de que hay ciertos futbolistas que "nacen" para jugar en el Madrid y agregó que "Baptista responde a esto: ama el gol y encuentra con enorme facilidad la portería rival; derrocha entrega, es un luchador, quiere ganar títulos, es fiel a la magia y la fantasía de Brasil y es un jugador que destaca por su juventud y su fuerza".
Todo esto lo tendrá que demostrar Baptista la temporada que viene, pero, de momento, ya ha demostrado tanto su juventud, 23 años, como su fuerza. El ex sevillista tuvo que madrugar para pasar en la clínica de La Zarzuela el reconocimiento. Llegó pasadas las nueve de la mañana y realizó todo tipo de pruebas bajo la atenta mirada del doctor Alfonso del Corral, el jefe de los servicios médicos del club blanco, quien se quedó impresionado. "Baptista es un portento físico", afirmó Del Corral al termino de los exámenes. "Es un jugador físicamente impresionante, pero no hace falta ser médico para darse cuenta de esto", añadió antes de matizar que no había hecho falta hacerle "ninguna prueba específica" porque, en realidad, nunca ha tenido una lesión grave ni una enfermedad importante.
Cuando terminó ese trámite, Baptista se marchó al que será su estadio durante los próximos cinco cursos. En él, mientras Pérez decía sus primeras palabras en la presentación, Di Stéfano, que sujetaba la camiseta con el dorsal número 8 y con la serigrafía j. baptista, le preguntó sobre "cómo había ido todo" y La Bestia le contestó que "muy bien". Cuando terminó el presidente, el legendario delantero tomó el relevo para desear al centrocampista brasileño "la mayor suerte del mundo".
Entonces fue cuando le llegó el turno a Baptista. Era el momento que tanto había esperado. Con las manos cruzadas y algo nervioso, afirmó: "Es el día más feliz de mi vida. El Madrid me ha acogido con los brazos abiertos y confío en conseguir muchos títulos con él". Y... nada más. Se rodeó de Pérez y Di Stéfano y juntos mostraron su camiseta con el número 8. Ahora le correspondía vestirse y saltar al terreno de juego.
"Baptista, Baptista...", reclamaron los hinchas blancos congregados para verle en escena. La Bestia se fue al túnel de vestuarios, cambió de vestimenta y saltó al rectángulo. Allí, sobre el césped, demostró su habilidad con el balón ante las cámaras, que no paraban de hacerle fotos. También estaba un primo suyo, Sergio Enrique Freitas, que fue el último en hacerse una con el protagonista del día y dos amigos brasileños. "Hemos tenido una semana complicada. Mudanzas, buscar piso... Pero mi primo y mi tía están muy contentos porque para un futbolista poder jugar en el Madrid es lo máximo", comentó Freitas, que recordó sus inicios en el São Paulo. "Empezó a jugar a los cinco años en el Pequeninos del Jockey, un equipo de la ciudad, y a los ocho lo fichó el São Paulo. Allí jugó de centrocampista, lateral y delantero. Pero lo que más me llama la atención es su madre, que nunca se pierde un encuentro desde que era un niño".
Baptista, que se convierte en el tercer fichaje del Madrid tras Pablo García y Diogo y a la espera de la presentación del cuarto, su compatriota Robinho, a finales de mes, se reunió a comer después con su nuevo entrenador, Vanderlei Luxemburgo, en el mismo estadio para intercambiar impresiones.
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