El Barça se libra del cierre del Camp Nou
Competición anula los dos partidos de sanción al club azulgrana por los incidentes ante el Madrid y le multa con 4.000 euros
Alfredo Flórez dijo comprender las críticas que puedan hacer otros clubes que tuvieron que cerrar sus estadios. Por ejemplo, el Sevilla, castigado en 2002 con cuatro partidos y que instó al Barcelona a cumplir su castigo. "Las sanciones cumplidas ya lo están, por lo que poco podemos hacer", dijo el presidente de Competición; "no sé si el Barça sale ganador. No hacemos conjeturas. Aplicamos la ley vigente y punto". El club azulgrana no emitió ayer ninguna reacción y se remitió a la valoración que haga hoy el presidente, Joan Laporta, de gira con el equipo por Asia. Sin embargo, sabía que la anulación del cierre del Camp Nou era inminente desde que el miércoles pasado el Tribunal de Justicia de Catalunya aceptó su petición de retirar el recurso que interpuso en su día ante la justicia ordinaria para evitarlo. Una vez que el asunto regresó el viernes a las instancias deportivas, la federación dictó la resolución y la multa.
Competición acordó el cierre del Camp Nou por dos encuentros -podía oscilar entre uno y tres- por los escandalosos incidentes del clásico de 2002, que llegó a ser suspendido varios minutos por el árbitro Medina Cantalejo al lanzarse al campo botellas, bolas, teléfonos móviles y hasta la cabeza de un cochinillo. El Barça, que se vio obligado a reforzar las medidas de seguridad, perdió sucesivamente sus recursos en las instancias deportivas y optó al final por la justicia ordinaria para frenar la clausura. La situación dio un giro inesperado en el verano de 2003, cuando la asamblea de la federación, a propuesta de la Liga Profesional, aprobó modificar unos artículos de sus estatutos para "poner ponderación a los cierres de estadios en beneficio del transcurrir de la competición". En declaraciones a Catalunya Ràdio, Flórez afirmó que el Barça entendió que esa reforma se le debía aplicar de forma retroactiva y reconoció que los pasos que dio el club para dilatar el proceso habían jugado a su favor.
El clásico de 2002 marcó un punto de inflexión en el corto y conflictivo mandato de Joan Gaspart -dijo que Figo había provocado a la afición-, que empezó entonces su declive. Tanto él como su sucesor, Enric Reyna, intentaron evitar el cierre para no empañar más su gestión.
El caso fue traspasado a la junta de Laporta, que ganó las elecciones de 2003. El actual dirigente dijo entonces que una de sus primeras medidas sería acatar el cierre, pero después siguió la misma línea que sus predecesores. Incluso se especuló que había votado a Ángel María Villar en las elecciones a la federación, en enero pasado, para conseguir un indulto. Villar, en efecto, anunció la medida de gracia, pero dio marcha atrás al ser el Consejo Superior de Deportes el único con potestad para ello. Finalmente, no ha sido necesaria: la justicia ha desechado el caso y la federación ha multado al Barça con 4.000 euros, la tercera parte del castigo a Eto'o (12.000 euros) por insultar al Madrid el día que el Barça celebró la conquista de la Liga.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.