Rosa Novell cierra el Grec con 'Fi de partida', de Samuel Beckett

Muchos actores y directores acostumbran a viajar por la profesión con una obra especialmente querida, deseosos de encontrar el momento y las circunstancias propicias para trabajar en ella. La actriz y directora Rosa Novell confiesa que Fi de partida, la obra de Samuel Beckett "que hizo cambiar el teatro de la segunda mitad del siglo XX", la ha acompañado "toda la vida". Por fin le ha llegado la hora de dirigirla.

Protagonizan Fi de partida Jordi Bosch, Jordi Boixaderas, Pilar Rebollar y Xavier Capdet. La obra podrá verse en el Grec del 6 al 8 de agosto, con el público sentado en el escenario del anfiteatro de Montjuïc.

Fi de partida es una coproducción del festival (cuya edición despedirá) y la Sala Muntaner, con la participación del Consorcio Teatre Bartrina-Centre de les Arts Escèniques de Reus, donde se estrenó el pasado viernes. La próxima temporada se verá en la sala alternativa barcelonesa (desde finales de octubre hasta mediados de septiembre), cuyas características garantizan la proximidad entre el público y los actores. Novell señala que este espectáculo "necesita intimidad, que el espectador vea y oiga muy bien". Y añade: "Es una obra de teatro puro, con un gran texto que requiere unos grandes actores, y yo estoy acompañada por los mejores". De ahí su decisión de prescindir de las gradas del Grec y situar al público en una ubicación distinta a la habitual en el anfiteatro, de cara a la platea, a la que dan la espalda los intérpretes, elevados mediante una plataforma.

El espacio en el que se desarrolla la historia es una habitación prácticamente desnuda. En ella conviven sus cuatro únicos personajes: el ciego e impedido Hamm (Bosch), dueño de la casa; sus padres, Nagg (Capdet) y Nell (Rebollar), ambos con las piernas mutiladas en un accidente y confinados en sendos cubos de basura, y el sirviente, Clov (Boixaderas, que sustituye al actor Fermí Fernández, baja en el estreno por enfermedad pero protagonista en las funciones en la Muntaner), que amenaza continuamente con marcharse pero nunca acaba de decidirse a hacerlo. Hamm y Clov son los dos personajes centrales de la historia y mantienen una tensa relación de poder, a veces violenta y otras marcada por la sumisión. "En el fondo son como dos filósofos de pueblo, uno es intelectual y el otro es un filósofo de taberna, todo el día borracho, pero ambos son muy inteligentes", explica la directora.

Beckett escribió la obra entre 1954 y 1956, bajo el penoso impacto de la II Guerra Mundial, y ésta ofrece una oscura visión de la condición humana. "Decía que después de Auschwitz no era capaz de hacer un teatro convencional con el que la gente se sintiera identificada de un modo también convencional", explica Novell, quien afirma que en ningún caso puede hablarse de teatro del absurdo. "Es una reflexión trágica, pero con un agudísimo sentido del humor, sobre el ser humano reducido a su estado más elemental". Los personajes desarrollan situaciones cotidianas, en una estructura dramática basada en la repetición, con ligeras variaciones, "que es la que hace avanzar la acción". El espacio vacío en el que se encuentran "es un vacío mental" y las fronteras de la habitación en la que se hallan, de la cual son incapaces de salir, son también psíquicas. "Para mí las paredes son las que uno se crea. Si quieres, puedes escapar de ellas porque eres tú quien construye las fronteras".

Novell reconoce que llevar a escena una obra de Beckett es una tarea muy compleja que requiere "un acto de fe, porque es como entrar en una religión durante unos meses, te provoca un estado mental y físico no comparable con lo que sucede con otros autores". Pero al mismo tiempo señala que la minuciosidad de su escritura, sus indicaciones sobre pausas y tempo, son una guía excelente para que el trabajo llegue a buen puerto.