Eclecticismo en la playa

La isla de Fuerteventura se une por segundo año consecutivo a la lista de encuentros veraniegos, repartidos por España, que tienden hacia la diversidad musical enmarcados en parajes donde la naturaleza aún no ha sido demasiado alterada por la mano del hombre.

En esa diversidad y acercamiento de culturas, la primera de las dos veladas de Fuerte Música tuvo un protagonista principal, el combo sevillano Son de la Frontera, que lidera Raúl Rodríguez, hijo de la insigne Martirio. La influencia que la madre ha podido ejercer sobre él se manifiesta en esa cabeza limpia de prejuicios, en su apertura vital a otras corrientes y su apego a la propia cultura. Son de la Frontera hacen flamenco de una manera peculiar. Raúl, guitarrista de pulso firme, ha concebido su nueva propuesta, ya plasmada en disco, desde la sonoridad cubana sin renunciar a la andaluza. No se ha cortado de abandonar la guitarra, agarrar el tres cubano y ponerse a hacer tango, bulerías y rumbas sin salirse ni del ritmo ni del compás flamenco. A su lado, un tocaor de verdad, Paco de Amparo; un cantaor, Moi de Morón, y dos palmeros, Manuel Flores y Pepe Torres, que normalmente ejerce de bailaor, pero que en la playa renunció a ello por un esguince, consolidan una aproximación muy seria a lo que podría ser un "nuevo flamenco".

La primera noche de música en la playa de El Cotillo se cobró también las evoluciones raperas del sevillano Haze, combativo y lúcido, que añade a su hip hop de extracción callejera guiños aflamencados que le dan personalidad y marcan sus diferencias con otros raperos nacionales. Antes, sonó con ilusión el pop del grupo canario Link, todo un descubrimiento a tener en cuenta, y después el ya conocido de los catalanes Elefantes. Con el carismático Shuarma al frente, Elefantes no tomó el camino del riesgo, y se limitó a ofrecer una propuesta de repertorio plana y previsible.