El padre (negro) de la novia
En 1967, cuando aún coleaban en EE UU las reuniones de los lobos del Ku Klux Klan, Stanley Kramer llevó a los cines Adivina quién viene esta noche, una aproximación a la intolerancia más familiar, más sibilina, más difícil de encajar, más complicada de controlar, ésa que siempre viene encabezada por la frase "yo no soy racista, pero...". En los inicios del nuevo milenio, ese choque de comunidades sigue vigente. Un dato cultural aparentemente fútil lo corrobora: ¿cuántas películas de Hollywood han presentado en los últimos años con total normalidad a una pareja mestiza? ¿Cuántas escenas de sexo se han visualizado en una pantalla de cine, protagonizadas por dos estrellas de razas distintas? El racismo encubierto de las películas de, por y para blancos ha encontrado respuesta en un fenómeno que tampoco es que sea una novedad (la blaixpotation de los setenta así lo demuestra): las producciones de, por y para la comunidad afroamericana, que con bajos presupuestos y un star system racial muy particular (Ice Cube, Bernie Mac, Cedric the Entertainer...) hace ganar montañas de dinero a las productoras de Hollywood gracias a una inmensa mayoría de espectadores afroamericanos. Unas películas en las que los chistes se ceban con los blancos y en las que también resulta imposible ver una escena de sexo mestiza.
ADIVINA QUIÉN
Dirección: Kevin Rodney Sullivan. Intérpretes: Ashton Kutcher, Bernie Mac, Zoe Saldana, Judith Scott. Género: comedia. EE UU, 2005. Duración: 106 minutos.
Adivina quién, remake de la película de Kramer, en la que se sustituye al padre blanco intolerante con el novio negro de su hija por el padre negro intolerante con el prometido blanco de la suya, supone un paso adelante en la normalización-reconciliación, pero el hecho de que la película exista evidencia que algo sigue oliendo a podrido. Esta nueva versión opta por la comedia desenfadada en lugar del análisis dramático-social del filme de Kramer. Para ello recurre al retrato del padre de aire inquisidor pero con gran sentido del humor, un dibujo que bordaba el Bill Cosby televisivo de los ochenta y que tiene como referentes El padre de la novia y Los padres de ella. En este sentido, el guión de Adivina quién resulta mucho más afortunado con el chiste verbal que con el visual. Así, las réplicas y contrarréplicas suelen ser eficientes, cuando no brillantes esporádicamente, pero la mayoría de las secuencias de enredo basadas en el gag que se ve y no se escucha son desoladoras, casi de vergüenza ajena.
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