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UGT se querella contra el alcalde de Toledo por denegar auxilio fuera de la ciudad

UGT se ha querellado por denegación de auxilio contra el alcalde de Toledo, el popular José Manuel Molina, y su edil responsable del servicio de extinción de incendios y salvamento, Francisco Vañó. Los hechos sucedieron el pasado 30 de junio a las 17.25 cuando el trabajador Jesús Sausa Rey prestaba sus servicios laborales para la empresa Tragsa en Olías del Rey y cayó a una balsa de agua de riego.

Inmediatamente, fue alertado el servicio de urgencias del 112 de la Dirección General de Protección Ciudadana de la Consejería de Administraciones Públicas de la Junta de Castilla-La Mancha. Dicho servicio contactó con el servicio de salvamento inicialmente competente: el dependiente del consorcio provincial, que en esos momentos no tenía recursos por hallarse realizando un servicio.

Cinco minutos después del accidente, el 112 recurrió al servicio de extinción de incendios (Seis) del Ayuntamiento de Toledo, "que cuenta con lanchas zodiac para el salvamento, y se hallaba a nueve minutos conduciendo a una velocidad reglamentaria". A partir de aquí, los hechos se sucedieron así, según la querella: "El cabo del servicio del Seis del Ayuntamiento de Toledo, Pedro Oliva, al parecer, rechaza la oferta del 112, aduciendo que es necesario contar con el concejal, Vañó, cuya respuesta esta parte desconoce pero que puede entrever a la vista de la denegación del auxilio solicitado". Por otra parte, un decreto de 2003 del alcalde Molina desvincula a sus bomberos de atender incidentes fuera del municipio, al no ser de su competencia.

Ayuda desde Talavera

Las llamadas de auxilio al Ayuntamiento por parte del servicio de emergencias fueron insistentes. Según los querellantes, "el servicio 112, sin que hubieran pasado más de 15 minutos desde el accidente, vuelve a pedir socorro del Seis del Ayuntamiento de Toledo en dos ocasiones más, siendo ignorada la alerta porque el siniestro se ha producido fuera del término municipal de Toledo". El 112 recurrió a los bomberos de Talavera de la Reina, distantes 84 kilómetros del lugar del accidente.

La dotación llegó hacia las 19.00. Cuando rescataron al trabajador, dos horas después de haber caído al agua, las operaciones de reanimación resultaron inútiles. Los querellantes resaltan que haber ganado tiempo habría sido fundamental: "En casos de ahogamiento por inmersión, el cerebro tolera periodos prolongados de paro cardiaco, sin secuela neurológica dependiendo de la temperatura del agua, pudiendo resistir el ahogado hasta una hora sin perder la vida y capaz de responder favorablemente al tratamiento médico específico".

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