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Gerry Adams deja el consejo militar del IRA

La decisión del líder del Sinn Fein facilita que el grupo terrorista abandone las armas

El anuncio del abandono de las armas por parte del Ejército Republicano Irlandés (IRA) parece una vez más inminente después de que Gerry Adams y otros dos dirigentes del Sinn Fein, el brazo político del grupo terrorista, hayan dejado el consejo militar del IRA. La salida de Adams, Martin McGuinness y Martin Ferris marcaría así la división entre el movimiento político y el movimiento armado, que llamaría a una desmovilización de sus integrantes, pero se reservaría la posibilidad de movilizarse de nuevo en el futuro si lo considerara necesario.

El anuncio del IRA, que se creía que no llegaría al menos hasta el otoño, podría producirse esta misma semana y debería llevar aparejada la destrucción o inutilización de todos sus arsenales. Lo contrario sería difícilmente aceptable por los Gobiernos de Londres y Dublín, y menos aún por los partidos unionistas de Irlanda del Norte.

Las crecientes especulaciones de la prensa irlandesa sobre la salida del Sinn Fein del consejo militar del IRA, formado por siete personas, fueron confirmadas ayer por el ministro irlandés de Justicia, Michael McDowell, que se apoyó en informaciones que había recibido desde los servicios secretos. En el pasado, tanto Adams (presidente del Sinn Fein) como McGuinness (negociador jefe) y como Ferris (miembro de la ahora suspendida Asamblea de Irlanda del Norte, el Parlamento autonómico) han negado su pertenencia al consejo militar, aunque McGuinness ha admitido desde hace tiempo que fue uno de los dirigentes del IRA en la ciudad de Derry en los años setenta. Pero fue precisamente el ministro McDowell quien proclamó públicamente meses atrás que esos tres dirigentes del Sinn Fein eran al mismo tiempo miembros de la restringida cúpula del Ejército Republicano Irlandés.

Dificultades

En abril, poco antes de las elecciones al Parlamento de Westminster, Gerry Adams pidió al IRA que renunciara a la lucha armada y abrazara el proceso político como medio para conseguir la unidad política de la isla de Irlanda. Desde entonces no ha habido respuesta del grupo terrorista, por lo que se cree que Adams ha tenido dificultades para convencer a los sectores más duros.

El IRA nunca ha roto formalmente el alto el fuego que mantiene desde antes incluso de que se firmaran los acuerdos de paz de Viernes Santo de 1998. Pero no ha cumplido el calendario del desarme entonces pactado. Aunque ha procedido a varios actos de destrucción de diversos arsenales y no ha cometido asesinatos políticos, ha mantenido un grado variable de violencia de baja intensidad en Belfast y otras ciudades del Ulster, adoptando un comportamiento crecientemente mafioso que quedó en evidencia con la muerte de Robert McCartney, que desencadenó una rebelión civil puesta en marcha por las hermanas y la compañera de McCartney.

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Las especulaciones sobre un desarme inminente se han acentuado al saberse que el general canadiense retirado John de Chastelain y Andrew Sens, integrantes de la comisión internacional independiente encargada de verificar el proceso de desarme, decidieron quedarse en Irlanda en lugar de marcharse el domingo, como tenían previsto después de una visita a la isla. Ha trascendido también que Gerry Adams y Martin McGuinness estuvieron el lunes en secreto en Downing Street. También el nuevo líder del moderado Partido Unionista del Ulster (UUP), Reg Empey, el sustituto del defenestrado David Trimble, visitó Downing Street el lunes, aunque en este caso su visita fue hecha pública.

La autonomía está suspendida en Irlanda del Norte desde hace casi tres años. Los problemas generados por el retraso en el desarme por un lado y el retraso en la transferencia de las competencias sobre justicia en el otro, además de la constante violencia de baja intensidad, entre otros problemas, han hecho encallar repetidamente el proceso de paz.

Aunque el retorno a la violencia que se cobró más de 3.000 muertos desde finales de los años sesenta ha parecido siempre un imposible, la reconciliación entre los dos bandos apenas ha avanzado y el electorado se ha ido radicalizando, convirtiendo a los partidos extremistas de ambas comunidades, el Partido Unionista Democrático del reverendo Ian Paisley y los republicanos del Sinn Fein, en las fuerzas hegemónicas de la política norirlandesa, en perjuicio de los unionistas moderados del UUP y de los nacionalistas del Partido Socialdemócrata y Laborista.

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