El presidente chino considera a España país preferente en la UE
Zapatero resalta el "magnífico momento" de la relación con Pekín
La diplomacia española y el propio José Luis Rodríguez Zapatero se mostraban ayer satisfechos del desarrollo del primer viaje del presidente del Gobierno a la República Popular China. Hu Jintao, el presidente chino, que en noviembre viajará a Madrid, señaló el viernes a España, durante la entrevista que mantuvo con Zapatero, como un país "preferente" para China dentro de la "zona preferencial" de la UE.
Fuentes diplomáticas españolas valoraban este dato, dentro de una política tan formal como la de Pekín, como signo del avance en las relaciones.
El presidente español, por su parte, se refirió al "magnífico momento" entre Madrid y Pekín, y reiteró la gran prioridad que quiere otorgar a estos contactos. "No cabe la menor duda de que la República Popular China seguirá creciendo cada vez más, con más peso específico, y por eso España no puede estar ausente de China. Es el fenómeno más importante de la economía mundial de los últimos años", añadió.
El deseo de dinamizar esas relaciones bilaterales guarda una relación evidente con el déficit de más de 7.000 millones de euros anuales que llegó a registrar el comercio hispano-chino en 2004, un dato alarmante en el contexto del desequilibrio crónico que está empezando a apoderarse de la balanza española. A lo largo de este viaje, Zapatero ha desplegado una batería de medidas orientadas a enmendarlo.
Ayudas a la inversión
Estas medidas incluyen desde ayudas específicas inéditas, por valor de 500 millones, a las empresas españolas para que incrementen su presencia en la economía china, hasta programas de promoción del turismo a fin de aprovechar el flujo de 100 millones de viajeros que se calcula que China va a generar en poco tiempo con vistas a compensar las malas cuentas del tráfico de mercancías.
Pero el Gobierno es consciente de que los negocios no avanzan en el gigante asiático sin impulso político. De ahí el esfuerzo desplegado por Zapatero en subrayar en Pekín las coincidencias frente a Taiwan, cuya secesión España no apoya, y a favor del multilateralismo y la importancia deseable del papel de Naciones Unidas.
Zapatero se fue ayer de Pekín sin ver la Gran Muralla, que no pudo visitar porque llovía a cántaros, ni la Ciudad Prohibida, donde no quiso ir para evitar que la seguridad china la cerrara al público en un día festivo. En cambio, acudió al mediodía al Mercado de la Seda, un dinámico centro comercial que es el paraíso de los aficionados a comprar copias y falsificaciones de grandes marcas. Posiblemente, fue un error y creía que se trataba de un genuino mercado oriental, ya que, a los pocos minutos, se fue, diciendo que aquello le resultaba agobiante y menos anónimo que cualquier gran almacén español.
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