Ysinbayeva pasa una barrera mágica
La pertiguista rusa salta los 5 metros, contra su costumbre de subir centímetro a centímetro
La rusa Yelena Ysinbayeva se convirtió ayer en la primera mujer que supera otra de las barreras míticas del atletismo: los 5 metros en salto con pértiga. Ayer, en la reunión de Londres, superó el récord mundial por dos veces, su octava plusmarca del año y la 17ª de su vida. Y lo hizo rompiendo su costumbre. Primero se ajustó al guión de ir subiendo centímetro a centímetro su récord, pero después quiso intentar la hazaña antes de los Mundiales de Helsinki del próximo mes de agosto. En realidad, se quiso parecer aún más, 20 años y nueve días después de aquel 13 de julio de 1985, al ucranio y entonces compatriota soviético, Sergéi Bubka, al que imita en su carrera. Cuando Yelena, rusa de Volgogrado, el histórico y antiguo Stalingrado, acababa de cumplir 3 años, apenas un mes antes, el 3 de junio, el rey de la pértiga pasaba por primera vez los 6 metros. Aún le quedaría mucha gloria por firmar hasta dejar su plusmarca en 6,14 el 31 de julio de 1994, en Sestrieres (Italia). Ahora, todo parece indicar que los límites de la reina Yelena seguirán yendo también por el mismo camino, un metro por debajo.
Ysinbayeva empezó ayer en 4,70 y saltó al primer intento. Después, también al primero, 4,80, altura franqueada igualmente por la sorprendente polaca Anna Rogowska, que la acompañó en el asalto a los 4,96, un centímetro más que el último récord de la rusa en Madrid. Yelena falló claramente el primer intento, pero no el segundo. Una hazaña más. Pero cuando parecía cumplido su compromiso habitual, con los 50.000 dólares incluidos por el récord batido, se saltó la norma y pidió los 5 metros, que superó espléndidamente a la primera.
En la pista londinense del Crystal Palace se vivió así uno de esos momentos que sólo deportes como el atletismo y aquellos que se miden en tiempo y distancia pueden deparar. El estadounidense Brian Sternberg fue el primero en alcanzar los 5 metros en 1963 y subió ese mismo año hasta 5,08. Pero no ha sido ni mucho menos uno de los más famosos especialistas, como los anteriores Cornelius Warmerdam, el holandés volador, aún con pértigas de bambú, y el pastor estadounidense Bob Richards, o los posteriores John Pennel, Bob Seagren o Wolfgang Nordwig, entre otros. Todos fueron oscurecidos al final por Bubka, como ha hecho ahora Ysinbayeva con las anteriores figuras femeninas: la estadounidense Stacy Dragila, la también rusa Svetlana Feofanova, o, más lejos, la primera estrella de las alturas, la australiana Emma George, que se quedó en 4,60.
Ayer, Ysinbayeva protagonizó otro hito entre tantos de la historia atlética, como cuando Roger Bannister bajó de los cuatro minutos en la milla en Oxford, en 1954, o Tommie Smith, de los 20 segundos en los 200 metros de México 68.
El duelo entre Asafa Powell, el jamaicano plusmarquista mundial, y el campeón olímpico estadounidense Justin Gatlin, está gafado. Ya no pudo disputarse en Roma, el pasado día 8, porque Powell, el plusmarquista mundial estaba lesionado en el aductor y ayer se comprobó que no se ha recuperado. No duró ni 10 metros, apenas siete zancadas. Tras los primeros apoyos se echó la mano a la ingle derecha y se paró. Incluso se arrodilló, dolorido. Los Mundiales de Helsinki se alejan para él. Sin su presencia, Gatlin ganó con unos magníficos 9,89s ante el también estadounidense Leonard Scott, con 9,94s.
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