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Reportaje:

Pequeños navegantes solitarios

Chavales de Dénia asisten a una de las charlas que el marino Álex Pella imparte sobre el mar y las regatas oceánicas

En medio del Atlántico, bajando desde La Rochelle (Francia) a Lanzarote, en plena Mini-Transat, mítica regata para solitarios, un manojo de algas se enganchó en la quilla del pequeño velero -seis metros y medio de eslora- de Álex Pella Valette. Era de noche. Noche oscura. Una faena. "Me tiré al agua histérico", escribió Álex en su resumen de la primera etapa de la Mini-Transat 2003, más de 4.000 millas en total. "Eran como tagliateles gigantes. Las de los timones las saqué con el bichero, ¡pero quedaban las de la quilla! Los mercantes hacían sonar las sirenas por la niebla. Había visto delfines, cetáceos y peces luna. Y resulta que ahora me tenía que tirar al agua a sacar unas algas de la quilla. ¡Qué cobarde! Me tiré al agua chillando histérico como para asustar a algún posible bicho. Me agarré a la quilla, saqué las algas y para arriba".

Ésta y otras aventuras vividas durante sus travesías en solitario las recuerda ahora Álex Pella ante decenas de chavales franceses, suizos y españoles. El pasado fin de semana, en Dénia, donde Álex, el mejor navegante solitario español, tiene su base, un grupo de chicos y chicas de la escuela de verano abierta por el ayuntamiento escucharon los consejos y alguna de las peripecias vividas y contadas por el marino catalán.

"Los chavales alucinan", cuenta Pella; "son muy curiosos. La intención es concienciarles de que el mar hay que cuidarlo, de que deben respetarlo, no tirar plásticos ni porquería. Además, a través de la navegación, de los recorridos de las regatas, adquieren conocimientos de geografía, meteorología, medio ambiente... La vela es sana y nada contaminante".

La iniciativa de las charlas surgió hace unos meses en el equipo de regatas Opensea, la plataforma de lanzamiento de la carrera de Álex, el pilar en el que se sustentan los planes del navegante barcelonés, entre ellos la vuelta al mundo en solitario de 2006-2007, la Cinco Océanos, que parte de Bilbao. Paralelamente, Opensea lleva a cabo otras actividades, como la difusión y promoción de las regatas transoceánicas. Y nadie mejor que un experto marino como Pella para transmitir los secretos y las sensaciones de la navegación.

"Las regatas en solitario tienen un componente humano que engancha", explica Álex; "son fáciles de explicar. Se sale de un punto y se acaba en otro. En medio, una odisea. En la Mini-Transat de 2003 tuve que hacer frente a varios contratiempos, algo normal cuando afrontas una competición de altura. Entre otras cosas, se me cayeron al agua 40 litros de agua potable. Me agobié bastante porque pensaba que me quedaría sin agua. Lo pasé mal. Al final, cayó una tromba de agua y recuperé 20 litros poniendo dos cubos debajo de la vela mayor, por donde se deslizaba el agua".

El próximo septiembre, Álex volverá a participar en la Mini-Transat, que se disputa los años impares. Es uno de los candidatos a la victoria tras finalizar tercero en 2003, el mejor resultado obtenido por un español en una regata internacional en solitario. Antes, tiene previsto impartir una charla en el centro de educación especial Raquel Payà. Y luego, a la vuelta de Salvador de Bahía (Brasil), meta de la Mini-Transat, otra en una planta infantil de un hospital valenciano.

Los chavales escucharán cosas como esta: "Los médicos nos aconsejan beber mucha agua durante una regata larga. De esta manera, le robamos horas al sueño. Tiene una explicación: cuanta más agua bebes, más ganas de hacer pipi tienes. De esta manera, estás activo, despierto: te desabrochas la bragueta, te la vuelves a abrochar... Siempre tienes algo que hacer. Así estás pendiente de lo que ocurre fuera del barco y del ritmo de éste".

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