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Reportaje:

El monasterio de Lego

El Zaragoza realiza la pretemporada en un hotel deficiente que ni siquiera ha sido inaugurado

Jordi Quixano

En Boltaña, un pequeño pueblo del pirineo aragonés a orillas del río Ara, se encuentra la plantilla del Zaragoza. Pero no muy a gusto. Más bien nada. Los complejos hoteleros de los equipos de Primera para realizar la pretemporada suelen ser paradisíacos. El del Zaragoza, desde luego, no. No es que esté cochambroso o destartalado. Ni siquiera está inaugurado. Alfonso Solans, presidente del club y accionista del hotel, viaja el viernes a tal efecto. Se trata de un monasterio remodelado con gusto exquisito a base de muebles y decoración tailandesa. Pero está en rodaje. Es el monasterio de Lego. Faltan muchas piezas para que funcione correctamente.

El cuerpo técnico y la plantilla no se pronuncian al respecto, pero sí quienes conviven con ellos. "No me va el aire acondicionado de la habitación", asegura uno. "No tengo cobertura con el móvil ¿Cual es tu compañía?", pregunta otro. "Yo tampoco. Aunque si me pongo encima de esta mesa...", responde el de más allá. "El teléfono de la habitación, encima, tampoco funciona", añade el primero. "No me puedo comer un solo bocadillo porque el restaurante no funciona", afirma el segundo. "Ni una sola coca-cola", enfatiza un tercero.

Los jugadores callan. Pero tragan. Tragan porque, supuestamente, el hotel ofrece Spa, piscina exterior y gimnasio. Pero nada de todo eso puede ser utilizado. Faltan aparatos en el gimnasio, no funcionan los diversos servicios del Spa y, al estar recién sembrado el césped que rodea a la piscina, no pueden darse un chapuzón. Solución: paseos en bicicleta y las pozas del río Ara.

Pero no se queda ahí el desastre. El campo de entrenamiento es un patatal. Sí que está regado, pero los baches y alguna minúscula calva que ofrece la hierba repercuten en la trayectoria del balón, que toma direcciones insospechadas. Para colmo, además, el picante calor -bordea los 40 grados centígrados- arremete sin piedad. Tal sofoco hace, que el equipo se bebe de media diaria unos 80 litros de agua. Aderezados, claro está, con los pertinentes trozos de sandía fresca y los isotónicos zumos de naranja.

Víctor Muñoz, el técnico del Zaragoza, busca alternativas para no quemar a los futbolistas. Por eso, ideó instalar una mesa de mezclas para que, así, la música de DJCani, amenice el calor. También, buscando el mismo resultado, Muñoz ha retocado un poco el plan físico; los futbolistas corren mucho, pero con balón.

"Lo importante es que nos pongamos en forma y encaremos el campeonato con fuerzas e ilusión", aduce el brasileño Ewerthon, el nuevo fichaje del Zaragoza. "Y aquí, la gente es muy caliente (cachonda) y nos reímos mucho". De fondo, los inquilinos prosiguen con su conversación. "No me puedo conectar a Internet", dice uno. "A mí no me va la tele", comenta el otro. "Esto es una broma", apostilla el último.

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