Descubrimiento del deseo
Pocos escritores peninsulares se arriesgan, hoy día, a internarse por la aventura de la narrativa sin miedo a ofender a las divinidades que velan por el mercado editorial y la escritura facilona. Luisa Etxenike (San Sebastián, 1957) es una de las escasas plumas que se empecinan en rechazar esos temores y que no cejan en su voluntad de no hacer libros sino literatura. Esta escritora donostiarra, figura relevante en el País Vasco por su incansable labor en el terreno cultural y por sus columnas de opinión en la prensa, cuenta ya con varios títulos en su haber, entre otros, dos de relatos (La historia de amor de Margarita Maura y Ejercicios de duelo) y tres novelas (Efectos secundarios, El mal más grave y Vino). No se trata, pues, de una debutante sino de una escritora que domina perfectamente los recursos de la narración y que es muy consciente de lo que hace: construir una voz, elaborar una escritura, que, cada vez más depurada, posee ya una naturaleza propia que la hace reconocible por sí misma, al margen de la historia que nos cuenta. Una escritura que rehúye al máximo los elementos narrativos prescindibles. Y esto lo logra Luisa Etxenique sin que su historia pueda ser acusada de incomprensión argumental por parte del lector. No se crea, por lo dicho al principio, que nos estemos refiriendo a una novela de lectura críptica. Los peces negros es una novela que nos devuelve la verbalidad matemática de la Marguerite Duras anterior a El amante (la Duras de El square o de Moderato cantabile) o la esencialidad de Fleur Jaeggy, para contarnos una historia dominada por el deseo, o mejor dicho, por el deseo y por la carencia del deseo. Por una parte, la autora presenta el descubrimiento del deseo, pasional y vivificador, experimentado por M. -personaje joven, nunca sabrá el lector si masculino o femenino-, al enamorarse de un hombre de apariencia fantasmal, a quien sigue en sus erráticos paseos por zonas solitarias de la ciudad. Pero, por otra parte, nos desvela la quasi muerte provocada por el/la ausencia del deseo, mal que rige la existencia de ese hombre misterioso, marcado por el arrebato de la pulsión de vida sufrido en la infancia por parte de un abuelo que le enseña las artes de la pesca. La pesca y sus elementos -el agua, su superficie, el anzuelo, los peces, el aire- conforman la espléndida metáfora de la que Etxenike se sirve para poner en pie ese medido encuentro entre el deseo de vida -que llevará a M. a la composición de diez canciones que resumen su experiencia amorosa- y la muerte en vida que arrastra el desconocido que acabará por ahondar en el fondo de su vacío para volver a ser atrapado por el anzuelo cuya herida pueda quizá devolverle la capacidad de sentir.
LOS PECES NEGROS
Luisa Etxenike
Bassarai. Bilbao, 2005
130 páginas. 12 euros
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