Encierro limpio y muy rápido de los 'victorinos'

Los encierros concluyeron ayer con la presentación en Pamplona de los victorinos. Los astados cacereños hicieron que muchos corredores veteranos se animasen a volver a participar en la carrera. También la posibilidad de correr el último encierro hizo que las calles del recorrido presentasen un aspecto muy nutrido, aunque sin masificación.

Los de Victorino Martín, cuyo hijo decidió pastorear la manada junto al resto de habituales, salieron muy rápidos y adelantaron a los cabestros sin problemas en la cuesta de Santo Domingo.

Velocísimos (la carrera sólo duró 2.15 horas, la más rápida de todas las fiestas) y mirando con codicia a los lados, los toros no llegaron a embestir contra los mozos y dejaron un encierro limpio.

Un pamplonés de 40 años, J. A. C. I., fue arrollado en el primer tramo y sufrió policontusiones. Después, en el callejón, una joven argentina de 23 años sufrió una contusión torácica con rotura de dos costillas tras ser pisada. Ambos corredores permanecían ayer ingresados en observación en el hospital de Navarra con heridas de pronóstico menos grave, según informó el Gobierno foral en un comunicado.

Entre estas dos imágenes duras y tristes se produjo una carrera muy abierta, con los toros separados en dos grupos de tres y dos animales y otro más junto a los cabestros, lo que permitió muchos espacios y que los mozos arriesgasen para meterse delante de los cuernos y dejar las últimas estampas preciosas de las fiestas. Y es que cuando los de casa o los verdaderos aficionados corren, los encierros muestran una plasticidad incomparable. Es su magia, el juego de vida y muerte que se volverá a repetir dentro de un año y que ni las miríadas de guiris inconscientes ni la masificación ni las protestas ecologistas podrán borrar de las fiestas sanfermineras.