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La Chicana sale de gira con su tango 'tradicional y posmoderno'

Dolores Solá y Acho Estol comparten vida sentimental y artística, la misma edad (41 años) e idéntica pasión por el tango de los mayores, evidenciada en álbumes como Ayer hoy era mañana y, sobre todo, Tango agazapado, que en 2004 arrancó los comentarios más entusiastas. La voz y el alma de La Chicana consolidan ahora sus señas de identidad con Canción llorada, un disco que remite a los tiempos de Gardel "desde la perspectiva corrompida de quienes nos hemos criado con los Beatles", apunta Dolores. "Somos tradicionalistas posmodernos", resume Estol, autor del repertorio del sexteto.

Casi nadie había oído hablar en España de La Chicana hasta el año pasado, cuando el grupo entregó el prodigioso Tango agazapado y obtuvo el Premio Gardel a la mejor nueva propuesta tanguera. La siguiente entrega, Canción llorada, es, en realidad, una puesta al día del repertorio que anidaba en sus apenas divulgados dos primeros discos, junto a una sorprendente versión de Ray Heredia y un par de composiciones nuevas. A estas alturas, la mecha empieza a prender en Europa: han estado en Alemania, Francia y Reino Unido y ahora recorren España en una gira que arrancó en Barcelona y, tras escalas en Terrassa y Oropesa, actuó ayer y vuelve a hacerlo hoy en Madrid (Jardines Sabatini), continúa en Lleida e Íllora y concluye en Vigo el día 30 (festival Para Vigo Me Voy).

Acho se confiesa más partidario del tango antiguo que de Piazzolla, pero asume que en sus composiciones "se filtran los nuevos significados de nuestra época y vivencias". "Si de chicos hubiéramos confesado que nos gustaba esta música, se habrían reído de nosotros. Ahora, en cambio, el tango le acaba aflorando hasta a Charly García, Fito Páez o Spinetta".

La Chicana tiene un demoledor potencial poético. Los personajes de Estol son canallas impenitentes, pero no exentos de ternura. "Me gustan las historias de redención, la sonrisa frente a la adversidad", dice. Las angustias de la Argentina posterior al corralito sólo se insinúan en estos temas. "Huyo de la tentación de escribir un nuevo Cambalache. El tango nunca ha sido político, sino un reflejo de conflictos humanos universales".

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