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Crítica:JAZZ
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

A bailar toca

De aperitivo festivalero, una noche electrónica a tres bandas. La abrieron los ídolos locales Ortophonk; les siguieron De Phazz -"la sofisticación del jazz digital europeo"-; y, como remate, Us3. Tres formas distintas de contemplar un mismo objeto: ¿quién dijo que todo el techno es igual?

Ortophonk repasando a su manera la historia de la música de baile de los últimos 40 años. Lo mezclan todo, a James Brown y a Groover Washington Jr., tienen a un saxofonista que toca lo suyo y una teclista de nombre enigmático y mirada de mujer fatal, Say-Chin Yeoh.

En su tercera visita a nuestro país, los alemanes De Phazz se vinieron sin las dos bailarinas que les suelen acompañar en sus desplazamientos. A cambio tuvimos a Pat Appleton que canta, baila, hace las presentaciones y no hace más porque no la dejan. De Phazz visitan los lugares comunes del subconsciente musical popular colectivo y, con ello, componen su imagen de conjunto de variedades para gentes de hoy.

Festival de Jazz de Vitoria-Gasteiz

Noche Electrónica. Ortophonk, De Phazz, Us3. Vitoria, Polideportivo de Mendizorroza, 11 de julio.

Us3, por su parte, viaja con una porción de su música ya pre-cocinada. Aun así, son ocho músicos en vivo más un rapero, Regí Wyns, que hace las veces de animador y saltimbanqui. La cosa es darle variedad al asunto y ya puede el dj hacer juegos malabares con los platos o el incansable Wyns darse una vuelta por el graderío buscando la complicidad del respetable, que no se hace de rogar. Us3 lanzaron a los vientos alaveses sus proclamas en pro de la pacificación y la liberación universales en términos no mucho menos inconsistentes de los ofrecidos por el G8, e interpretaron por dos veces Canteloupe island. Una insistencia sospechosa para un grupo que pretende ser algo más que flor de una sola canción Y, con esto, la noche terminó, casi cinco horas después de que empezara y con los bailarines más contumaces exhalando su último suspiro por las esquinas. Ni que hubieran corrido los sanfermines.

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