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TERROR EN LONDRES | La investigación

El espionaje británico aún no tiene pistas

Cinco días después del ataque el Mi5 y Scotland Yard saben poco sobre los autores

José María Irujo

El Mi5, servicio de espionaje británico, y Scotland Yard están en blanco. Cuando se cumplen cuatro días del atentado contra el metro y un autobús de Londres, los responsables de las unidades antiterroristas británicas ignoran la identidad o nacionalidad de los terroristas islamistas que el pasado jueves sembraron el terror en la capital británica. Un comando que puede volver a matar.

Desde el pasado jueves los enlaces en Londres de los principales servicios de inteligencia de Europa han asistido en la sede del Mi5 a las reuniones de coordinación donde confluyen todos los datos de la investigación, los que se obtienen en Reino Unido y los que se aportan desde fuera. La conclusión es inquietante: todavía no hay datos objetivos sobre los autores de la matanza.

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"Están en blanco. No hay datos concretos sobre la identidad de los terroristas. No han logrado sacar un hilo concreto que conduzca a los autores. Si no se conoce a la célula es muy difícil llegar hasta los yihadistas. La única esperanza es identificar el cadáver del terrorista que supuestamente murió en el autobús", señala el jefe de uno de los servicios de inteligencia españoles.

Las redes de Al Qaeda en Europa, un vivero de células islamistas ligadas a Al Qaeda, y los comandos del norte de África, en especial las marroquíes que dirige Amer el Azizi, un huido del 11-M, están en el centro de la investigación, según señalaron ayer responsables de servicios antiterroristas españoles, franceses e italianos. Pero, ¿quiénes han sido los autores? Son marroquíes, sirios, tunecinos o británicos, una segunda generación de inmigrantes, como apunta John Stevens, el ex jefe de Scotland Yard.

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El 7-J guarda una extraordinaria similitud con el 11-M, pero en el desarrolló de la investigación policial el paralelismo se ha roto. Pocas horas después de la matanza de Atocha, la policía había descubierto la furgoneta que utilizaron los terroristas para trasladarse hasta sus objetivos. La localización de una de las mochilas bomba condujo el día 14 hasta el locutorio, en el barrio madrileño de Lavapiés, de Jamal Zougam, uno de los presuntos autores del ataque. A partir de ahí se produjeron las primeras detenciones y se descubrió la identidad de los principales miembros del comando. Tres semanas después fueron localizados en Leganés.

En España se manejó desde el principio lo que los especialistas denominan datos de inteligencia previa. El Centro Nacional de Inteligencia (CNI) había advertido en octubre de 2003 que Allekema Lamari, un argelino que había salido de prisión por un error judicial, preparaba un atentado. La pista de Lamari, uno de los siete suicidas de Leganés, fue una de las claves para descubrir a los autores. En Londres, en cambio, no ha habido datos de inteligencia previa. "Allí, no había datos anteriores sobre un ataque terrorista concreto, no había sospechosos como Lamari de los que tirar en los primeros días de investigación", señala la citada fuente.

El cadáver de un supuesto yihadista que presuntamente viajaba en el autobús donde estalló la cuarta bomba es la principal esperanza. "Ese cuerpo es casi la única expectativa. Tienen las imágenes del metro, ninguna del autobús porque se estropeó la cámara, pero analizar la entrada y salida de miles de personas en los vagones del metro sin saber a quién buscas es muy complicado", dice el responsable de un servicio español.

Fuentes próximas al CNI y un mando policial señalaron ayer que no hay ningún dato objetivo que vincule con el ataque de Londres a Mustafá Setmarian, un sirio nacionalizado español de 47 años, el fundador de la primera célula española de Al Qaeda y ahora uno de sus principales dirigentes. "Más allá del llamamiento a la guerra santa que hizo hace unos meses a través de un boletín clandestino, no hay ningún indicio que lo relacione con el atentado", coinciden ambas fuentes. Setmarian, casado con una madrileña, está escondido desde noviembre de 2001 en Pakistán, donde planifica la nueva yihad: futuros ataques con armas químicas y bacteriológicas.

Un policía, ayer en Tavistock Square, lugar donde explotó el autobús.
Un policía, ayer en Tavistock Square, lugar donde explotó el autobús.REUTERS

Sobre la firma

José María Irujo
Es jefe de Investigación. Especialista en terrorismo de ETA y yihadista, trabajó en El Globo, Cambio 16 y Diario 16. Por sus investigaciones, especialmente el caso Roldán, ha recibido numerosos premios, entre ellos el Ortega y Gasset y el Premio Internacional Rey de España. Ha publicado cinco libros, el último "El Agujero", sobre el 11-M.

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