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Entrevista:MIKE Y MARÍA ISAAC | Psiquiatras | TERROR EN EL REINO UNIDO | La comunidad musulmana

"Un orgullo sereno se adueñó de los londinenses el 7-J"

"El contraste mayor entre el episodio de Madrid y Londres fue la expresión de las emociones. En Madrid la gente lloraba y expresaba su cabreo mientras que en Londres se siguió trabajando, cada uno en su sitio. Nadie dejó su puesto, no hubo pánico. Los niños siguieron en el colegio. La gente llamó a sus familiares en el centro de Londres para saber cómo estaban. Las noticias se seguían en la televisión o la radio. Pero la gente no mostraba la emoción y aún no la han mostrado. Fue una sensación de que estábamos preparados, algo así como un orgullo sereno, calmado. ¡No os tenemos miedo porque sois unos cobardes!", recuerda María Tomé de la Granja, psiquiatra española que trabaja en el Bethlem Royal Hospital, en Kent.

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Su esposo, Mike Isaac, añade: "El cierre temporal de la red de telefonía móvil fue lo peor que pudo pasarle a mucha gente durante la mañana del jueves 7 de julio mientras se conocían las explosiones. Dependemos tanto de los móviles que al no poder usarlos nos sentimos vulnerables y aislados". Mike, de 47 años, estuvo a cargo ese día del servicio psiquiátrico del Lewiham Hospital, en Maudsley, en el sureste de Londres.

Tres hospitales están situados antes del Lewiham: el Guy's, frente al Támesis, el King's y el St. Thomas. Las autoridades informaron de que el King's fue cerrado al público, que el Guy's había sido puesto en alerta y que el St. Thomas comenzaba a hacerse cargo de las víctimas. "Nuestro cometido era atender pacientes derivados de esos hospitales", recuerda Mike. "Pero fue un día normal. Mi clínica particular, por ejemplo, atendió los mismos pacientes que en una jornada cualquiera", añade.

El cambio de actitud de la gente sobrevino cuando fue evidente que los terroristas habían atacado Londres. "La actitud de la gente fue desafiante. Recuerdo que alguien dijo en la radio: 'Los terroristas han elegido el pueblo equivocado'. Esto resumía muy bien lo que estaba pasando", señala.

Mike y María creen que los londinenses respondieron intuitivamente a los ataques terroristas con una actitud de emoción controlada. "Había un sensación de business as usual (comportarse como en un día normal). Se suele decir que los británicos son gente obsesionada con la Segunda Guerra Mundial. Ciertamente, no se podría decir que haya escasez de documentales en la televisión y películas sobre el tema. Pero hay también el sentido de continuidad que muchos londinenses comparten. El bombardeo de Londres en 1940, cuando el Reino Unido alimentó el mito del blitz con la imagen del lechero haciendo su reparto en la ciudad destruida", reflexionaron ayer los Isaac.

"Por supuesto, mucha gente reaccionó histéricamente en aquellos días; hubo algunos suicidios. Pero más allá de si vino primero el mito o la realidad de la fortaleza, los londinenses lograron sobrevivir. Algo de esto volvió a ocurrir durante los años setenta y después, cuando la campaña de bombas del IRA llegó a su punto más alto. La gente estaba determinada a no ceder ante el terror y salió adelante".

Con todo, hubo un día en el que los londinenses expresaron nerviosismo: el día siguiente a los atentados del 11-S. "La atmósfera del [pasado] viernes resultó ser menos tensa que la del 12 de septiembre de 2001. La gente hizo un esfuerzo consciente para no parecer atemorizada. El sentido de la solidaridad fue, sorprendentemente, muy fuerte, donde se puso a prueba el carácter multicultural de la ciudad. Pareció dominar una divisa: Somos ante todo londinenses".

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