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Entrevista:EUGENIO CORONADO | Director del Instituto de Ciencia Molecular | APUNTES

"El nivel de los químicos en la Universitat de València es muy alto a escala mundial"

Eugenio Coronado Miralles (Valencia, 1959) es catedrático de Química Inorgánica de la Universitat de Valencia y en la actualidad lidera el Instituto de Ciencia Molecular (ICMol), un ambicioso proyecto y una apuesta por la ciencia básica de calidad, que reúne lo más granado de la especialidad. Coronado ha recibido destacados premios de investigación como el Premio Jaime I de Nuevas Tecnologías y el Premio Nacional de Investigación Científico-Técnica Rey Juan Carlos I.

P. ¿Qué supuso para usted el Premio Jaime I?

R. Fue, sobre todo, una sorpresa porque yo trabajo en ciencia básica y el premio era de nuevas tecnologías. Creo que los miembros del jurado hicieron una apuesta de futuro por las aplicaciones tecnológicas de la nanociencia.

"El Instituto ha hecho una apuesta decidida por los investigadores Ramón y Cajal"
"El Parque Científico de Paterna servirá para atraer alumnos a los cursos de postgrado"

P. ¿Apuesta también por la ciencia básica la Universitat de València?

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R. Lo importante de una investigación no es que sea básica o aplicada, sino que sea de calidad. La creación del Parque Científico de Paterna es una apuesta por la investigación. Y no es un reto fácil si tenemos en cuenta que la Universitat es un ente complejo que debe atender otras prioridades, como la docencia. Cada vez más los alumnos optan por carreras tecnológicas en lugar de las científicas clásicas como la física, la química, la biología o las matemáticas. Han cambiado las inquietudes y se buscan perspectivas laborales. La Universitat debe hacer un esfuerzo por atraer al alumnado con una nueva oferta que responda a estas inquietudes. El carácter multidisciplinar de los institutos del Parque Científico puede tener un papel destacado en los futuros cursos de postgrado, ya que los institutos se encuentran en una posición ideal para conjugar la ciencia básica con la aplicada, y la relación entre el investigador, la empresa y la sociedad.

P. ¿Cuándo comienza a funcionar el ICMol?

R. La inauguración científica oficial del edificio está prevista para diciembre, aunque se fundó en 2000. Su sede se ubica en el Parque Científico de la Universitat de València en Paterna.

P. Es un centro muy joven.

R. Efectivamente, está formado por 25 profesores de plantilla, 15 doctores contratados del Programa Ramón y Cajal y unos 35 becarios. Son muchos doctores procedentes del Ramón y Cajal si lo comparamos con la plantilla, o con otros institutos o departamentos. Hemos apostado por ellos.

P. Una plantilla de lujo.

R. Sí, una plantilla formada mayoritariamente por químicos. Hay que decir que el nivel de investigación en química de la Universitat de València es altísimo. De hecho, según el ranking del Institute of Scientific Information (ISI) la Universitat de València ocupa el puesto 87 a nivel mundial en química. Somos la segunda universidad española, sólo por detrás de la de Barcelona, que ocupa el puesto 50 y que tiene una plantilla muy superior. Si consideramos que la física, otra de nuestras disciplinas tradicionalmente fuertes, está en posición 134 en el ranking mundial podemos ver que los químicos no lo estamos haciendo nada mal.

P. ¿Cuál es el nivel del ICMol en cuanto a investigadores?

R. En el ICMol hemos agrupado a aquellos investigadores de calidad que desarrollan su investigación en las diferentes facetas de la química relacionadas con los sistemas moleculares. Prueba de la calidad de estos investigadores es que tres de los diez primeros químicos españoles del ranking mundial de química pertenecen al ICMol y que, de los 14 químicos de la Universitat que figuran entre los más citados, 12 pertenecen al instituto.

P. El ICMol no se ha inaugurado y ya forma parte de la red europea de excelencia de magnetismo.

R. Sí, es uno de los tres nodos españoles, junto con el Instituto de Ciencias de los Materiales de Barcelona (CSIC) y la Universidad de Zaragoza, de la red Magma-Net. Una red de excelencia europea, que agrupa a 222 investigadores de diez países, creada por la Comisión Europea y a la que se destinan 10 millones de euros durante los próximos cuatro años, tras los cuales se constituirá un instituto europeo de magnetismo molecular. Esto viene a reflejar el alto nivel en magnetismo de los químicos del ICMol, y también el alto nivel que la química juega a nivel europeo en magnetismo, ya que ésta es la única red que se ha concedido en un área tradicionalmente liderada por los físicos de la materia condensada.

P. La moda de la nanotecnología ha llegado a Valencia con el ICMol.

R. La nanociencia es una disciplina multidisciplinar que se ocupa del estudio de los sistemas a escala nanoscópica, concretamente de aquellos que en alguna de sus dimensiones tienen un tamaño de 1 a 100 nanómetros. Para hacernos una idea de lo que significa podemos decir que los virus miden unos 100 nanómetros y que un glóbulo rojo mide 1.000. La nanotecnología se ocupa más bien de los aspectos aplicados de la nanociencia. En nanociencia molecular los químicos, en una primera etapa, diseñamos y creamos moléculas y agrupaciones supramoleculares que pueden presentar propiedades específicas debido a su tamaño nanométrico. En una segunda etapa, tratamos de controlar la organización de estos nano-objetos para formar sistemas más complejos. Por ejemplo, tratamos de depositar estas moléculas sobre superficies, formando películas delgadas o nanoestructuras, y medimos sus propiedades.

P. ¿Qué diferencias hay entre las nanociencias de los físicos y los químicos?

R. Los físicos trabajan de arriba abajo, es decir, rompen la materia hasta convertirla en partículas muy pequeñas de tamaño nanométrico y estudian sus propiedades. Los químicos trabajamos de abajo a arriba: diseñamos y creamos moléculas para crear asociaciones entre ellas.

P. ¿Qué van a investigar en el ICMol?

R. Entre los objetivos del ICMol está el diseño y síntesis de moléculas y de asociaciones supramoleculares con propiedades de interés. El segundo paso sería estudiar las propiedades emergentes de esas asociaciones y, por último, nos quedaría la exploración de las aplicaciones potenciales de esas moléculas y materiales en diferentes áreas científicas y tecnológicas como el magnetismo molecular, la electrónica molecular, la nanotecnología, biotecnología, catálisis, fotoquímica, etcétera.

P. ¿En qué aplicaciones concretas están trabajando?

R. Estamos creando películas moleculares del grosor de nanómetros para distintos fines, por ejemplo para crear células solares basadas en moléculas como alternativa a las células de silicio que se comercializan actualmente. También podemos crear sensores moleculares que permiten detectar elementos contaminantes como el mercurio o el cianuro. Otra aplicación en la que estamos trabajando es la creación de dispositivos emisores de luz para fabricar pantallas de ordenadores, de móviles... Las aplicaciones médicas son otra área de trabajo. Investigamos en moléculas y nanopartículas magnéticas que pueden actuar como agentes de contraste en una resonancia magnética nuclear, proyecto que desarrollamos con la Universidad de Granada.

P. ¿Está el ICMol colaborando con empresas?

R. Vamos a explorar la posibilidad de desarrollar las células fotovoltaicas basadas en nuevos materiales moleculares que he mencionado con Atersa, una empresa del sector de la energía solar fotovoltaica. España es líder en Europa en la producción de módulos solares y tercero en el mundo. La finalidad es abaratar el coste y mejorar la eficiencia de estas células. También vamos a colaborar con la empresa Bioreply para desarrollar los sensores moleculares, y en el área de la nanotecnología trabajamos en varios proyectos nacionales y europeos con empresas como Nanoco, para el desarrollo de puntos cuánticos; Jonhson &Mathey PCL en células de hidrógeno; e Imra S.A. y DSM en dispositivos electrónicos.

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