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Reportaje:

¿Cómo será Vitoria sin ferrocarril?

Una exposición se adentra en el pasado, el presente y el futuro del tren en la capital alavesa

El pitido de la locomotora anuncia la salida del tren. El visitante que va a disfrutar de la exposición Vías / Trenbideak lo escucha antes de acceder a la sala Espacio Ciudad, en la calle San Prudencio de Vitoria, muy cerca de la estación. En esta muestra se presenta el ayer, el hoy y el mañana del ferrocarril de Vitoria, a través de fotografías y proyectos arquitectónicos: es decir, imágenes de los archivos Municipal y Provincial, instantáneas contemporáneas de Aitor Ortiz y seis proyectos que han elaborado instituciones y empresas para recuperar el espacio que dejará el soterramiento de las vías.

Ese pitido es, en teoría, una de las últimas llamadas de "viajeros al tren" que se escucharán en el centro de la ciudad. El soterramiento de las vías es inevitable y, antes o después, la centenaria estación que cierra la calle Dato se trasladará a esa futura terminal intermodal prevista en el barrio de Arriaga, en la salida a Bilbao. Será la obra más importante en la ciudad de los últimos decenios, con una inversión prevista de 500 millones de euros. Acabará entonces todo un episodio de la historia de Vitoria que comenzó en 1864.

Más información
El tridente que transformará la ciudad

Las imágenes del pasado reflejan aquella ciudad provinciana que sufrió lo suyo para engancharse al ferrocarril, en unos tiempos en los que las fuerzas vivas locales valoraban más que la ciudad fuera sede de la futura diócesis y de una delegación del Ejército. Así lo describe el historiador Antonio Rivera en el catálogo de la muestra.

Al final se colocó la vía ferrea, con el trazado que hoy cruza la ciudad con un corte de tres kilómetros de largo y un ancho de entre 18 y 200 metros. Y como referencia, la Estación del Norte, que abrió sus puertas en 1935, en lo que entonces y ahora es el Sur de Vitoria.

El ferrocarril cruza Vitoria de Este a Oeste muy cerca de su centro histórico y, sobre todo, de su primer ensanche. Con el transcurso la trinchera que supone se ha convertido en un incordio urbano, y así lo entienden desde los responsables del Ministerio de Fomento a los actuales miembros del equipo de gobierno y de la oposición municipal. El futuro es el soterramiento, aunque no está tan claro el destino de los 250.000 metros cuadrados de suelo que liberarán las vías. La exposición muestra los proyectos propuestos por la entidad pública Ensanche 21, la ingeniería Sener, la firma Prointec (ganadora de un concurso convocado por el Ministerio de Fomento) y el realizado por los arquitectos del Ayuntamiento. En general, todos proponen la redefinición del espacio como un cruce de caminos central que una las cinco ciudades: El Norte y el Centro con el Sur, enlace que rompía la vía férrea. Y la que pedirán los nuevos barrios del Este (Salburúa) y Oeste (Zabalgana). Una gran avenida, casi boulevard, con tranvía, carril-bici, que dejará Dato y calles adyacentes como centro comercial... De momento, las propuestas se pueden consultar en la sala en el ordenador que ha dispuesto la organización.

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