Jaque a la cúpula del PP que gestionó el 11-M
Rajoy aplaza la reunión de 'maitines' para evitar un cara a cara de Piqué con Acebes y Zaplana
Mañana no habrá maitines en el PP. Iba a ser la primera ocasión en la que podrían verse las caras Josep Piqué, presidente del PP catalán, Ángel Acebes, secretario general de ese partido, Eduardo Zaplana, su portavoz en el Congreso, y Mariano Rajoy, presidente y jefe de todos ellos, tras una semana tormentosa. Hasta ayer, Piqué no se había puesto en contacto ni con Rajoy, ni con Acebes, ni con Zaplana. Sí tenía intención de telefonear en algún momento del fin de semana al presidente de su partido, si antes no recibía una llamada de éste.
Rajoy suspendió los maitines para no tratar el asunto en público. Podría no convocarlos más y no pasaría nada, pues no es un órgano decisorio del partido. Esa reunión de notables (en la que también participan Javier Arenas, Jaime Mayor, Pío García Escudero, Alberto Ruiz-Gallardón y Carlos Aragonés) es convocada casi todos los lunes por el líder del PP, según sus asistentes, para "recabar la opinión y tener vigilados a sus pares"; es decir, a dirigentes que, por su trayectoria política personal, son escuchados y pueden hacer mucho ruido en los medios de comunicación.
En el PP se habla esta semana de Piqué: de lo que dijo, de por qué lo dijo, de quién le apoya
La ampliación de mensajes anunciada por Rajoy no afectará a terrorismo y nación
Y tanto. El 4 de julio, día de la Independencia de EE UU, tampoco hubo maitines. Rajoy volaba hacia Singapur para apoyar la candidatura de Madrid 2012. José María Aznar, ex presidente del Gobierno y del PP, se disponía a pronunciar su discurso de inauguración de los cursos de verano de su Fundación FAES con el objetivo de que sus opiniones centraran el debate político en su partido, al menos por unos cuantos días. Y Ángel Acebes tenía convocada, como cada lunes, su conferencia de prensa tras la reunión del Comité de Dirección del PP para criticar al Gobierno.
Pues ni de Madrid 2012, ni de Aznar en su FAES, ni del Gobierno socialista. De lo que se ha hablado en el PP esta semana es de Piqué. De lo que dijo; de lo que quiso decir; de por qué lo dijo; de si tiene razón, o de cuánta razón tiene; de si tiene apoyos, o cuáles; de la dureza del comunicado que envió Rajoy desde Singapur; de qué pasará ahora...
Piqué dijo que Acebes y Zaplana "son personajes políticos de gran valor, pero que se les identifica con una etapa muy concreta que nos conecta al pasado". Y no quiso hacer, según personas que han hablado con él, ninguna crítica global al pasado del PP, entre otras cosas porque él fue ministro, con cuatro carteras, en todos los Gobiernos de José María Aznar. Acebes sólo lo fue los últimos cuatro años y Zaplana, menos de dos.
La clave, según quienes han escuchado a Piqué también después del comunicado de desautorización de Rajoy, reside en 13 palabras: "Se les identifica con una etapa muy concreta que nos conecta al pasado". O, mejor, en tres: "Etapa muy concreta". ¿Cuál? Tres días de marzo de 2004, del 11 al 14. Acebes y Zaplana son los hombres de las corbatas negras, las caras más visibles de la actual cúpula del PP de la gestión de aquellas jornadas.
Los interlocutores de Piqué le preguntaron si ese lastre obedece a que Acebes y Zaplana mintieron y manipularon. "No, de ninguna manera, y que no hubo ni mentira ni manipulación ha quedado acreditado en la Comisión del 11-M", zanjó. Argumenta que el problema es que Acebes y Zaplana son la "imagen pública" de la "gestión política de esos días"; que "hablen de lo que hablen su imagen rememora el crespón negro y todo lo demás", y que su "legítimo afán" por limpiar su honor durante este año ha llevado al PP a mantener posiciones "más a la derecha y a mirar más al pasado que al futuro".
El centro y la derecha, el pasado y el futuro, han sido también elementos clave del debate popular esta semana. Una anécdota. En la tarde del lunes se oyó bramar a Zaplana: "¡Ahora empezará a reivindicar el centro! ¡A mí, que me apunté en COU a las juventudes liberales de la UCD, me va a contar lo que es el centro uno que viene de la Joven Guardia Roja!". Más pausado, Acebes también contó que él empezó en las juventudes liberales de UCD a los 18 años y que siempre ha defendido el centro político.
Más allá de las anécdotas, el debate sobre el centro y el futuro del PP ayuda a explicar las razones de Piqué: las políticas, las personales y las estratégicas.
El presidente del PP catalán había escuchado varias veces decir a Rajoy que en septiembre quiere iniciar una nueva etapa de oposición más centrada en defender propuestas alternativas a la política del Gobierno. Y Piqué, según miembros de la dirección del PP, pudo querer publicitar la opinión de su líder, y "se le fue mucho la mano". Ex compañeros suyos en los Ejecutivos de Aznar cuentan que a Piqué lo que más le gustó fue ser portavoz del Gobierno. "Logró convencer a Aznar de que podía compatibilizar la cartera de Industria y la de Portavoz, y luego intentó, ya sin éxito, que Aznar le dejara también compatibilizar la de Exteriores con la de Portavoz".
Hay un amplio consenso en el PP de que fue un "muy buen portavoz" y son bastantes los cargos populares que le han oído insinuar que ahora también podría serlo. Pero tiene una ocupación mucho más incómoda: ser el líder de un partido minoritario en Cataluña que es visto allí como muy de derechas. "Hay que ser de una pasta muy especial, y Piqué no sé si lo es, para defender contra todos una posición opuesta a la opinión política unánime que hay en Cataluña", asegura un diputado que trató de cerca a Piqué desde que Aznar le fichó para su primer Gobierno. Otro diputado recuerda que "fue en Barcelona, en la manifestación del 12-M, donde la policía tuvo que sacar en volandas a Piqué y a Rodrigo [Rato] para que no les lincharan". Aquel día, Rato resumió las perspectivas electorales del PP en una frase: "¡Cómo nos odian!". Un tercer parlamentario, muy sarcástico y crítico con la declaración de Piqué, se pregunta si éste "no estará preparando su vuelta a la empresa privada y, para asfaltar el camino, busca que las hienas fascistas le hagan antes el vacío".
Esta semana, ese vacío lo ha tenido públicamente garantizado. Pero, entre bambalinas, hay voces relevantes que dicen que Piqué cuenta con el apoyo de Rajoy y, desde luego, con el respaldo entusiasta de su entorno. Es decir, de los pocos colaboradores de Rajoy que entran y salen del despacho del líder por su relación personal con él, y que tienen mala sintonía con Zaplana y trato distante con Acebes. "Ese entorno no tiene ningún poder, aunque sí influencia", zanja un dirigente que conoce bien a Rajoy.
La desautorización, en forma de comunicado del presidente del PP, que le hizo Rajoy a Piqué el lunes y el anuncio público, el viernes, de que no hará "cambios en las personas" era, según todos los cargos populares consultados esta semana, "inevitable e ineludible para no poner más en riesgo el principio de autoridad" en un partido que tiene en la disciplina interna su valor más mimado.
Un veterano cargo del PP lo explica con el siguiente símil: "La derrota del 14-M, por lo que tuvo de inesperada, fue como perder la dama al principio de una partida de ajedrez que concluirá en las próximas elecciones El rey [Rajoy] con Acebes como torre y Zaplana de alfil. Que alguien ahora, desde dentro, pretenda que puede entregar la torre y el alfil a cambio de que, quizá, algún peón pueda transformase en figura al llegar al final del tablero es sencillamente idiota".
Un joven dirigente regional prefiere una metáfora estilo John Ford: "A nadie se le ocurre, con el carro en mitad de un río turbulento, desenganchar los caballos para poner otros de refresco. Ahora toca ayudar todos a cruzar el río y querer ganar. Si no, ya los cambiaremos a todos".
El blindaje de todas las piezas del tablero ha quedado sellado con la declaración de Rajoy de que no hará cambios en las personas. También ha anunciado que intentará hablar de más cosas que terrorismo y nación, pero que en ésas la posición del PP es inamovible. O no. En la reunión que los integrantes de maitines y el sociólogo Pedro Arriola mantuvieron a principios de año en Sigüenza (Guadalajara) para preparar la oferta de pacto que Rajoy llevó a Zapatero en su entrevista en Moncloa el 14 de enero, Piqué y Jaime Mayor tuvieron un encontronazo porque el vasco no acababa de ver una propuesta muy aplaudida por el catalán. Ahora, Piqué pide volver a presentar la oferta de pacto territorial al Gobierno. Plantear de nuevo que el PP negociaría la reforma constitucional que quiere Zapatero si éste acepta, a la vez, acordar con Rajoy las líneas rojas que ninguna reforma de estatutos podrá nunca sobrepasar.
Desde FAES, Aznar ha lanzado su advertencia. A la vuelta del verano, ha opinado en público y en privado, no habrá otro tema más relevante que el "desguace de España que piden los nacionalistas radicales", acompañado por la "rendición del Estado a ETA suplicándole una tregua a cambio de cesiones a sus exigencias territoriales". Aznar ya no manda en el PP y, según él y los suyos, no tiene billete de vuelta a la jefatura del partido. Pero sí cuenta con partidarios muy pendientes de cómo Rajoy cumplirá su propio discurso y seguirá defendiendo que "al terrorismo hay que derrotarlo, y que España es la única nación que existe y cabe en el Estado español".
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