Limpio y rápido encierro de Domecq
El primer encierro de las festividades sanfermineras concluyó ayer con una carrera rápida y muy limpia en la que sólo dos corredores tuvieron que ser atendidos por traumatismos de carácter leve: una joven canadiense que fue arrollada en la plaza del Ayuntamiento mientras corría en chanclas y sufrió una contusión lumbar; y un joven pamplonés que resultó policontusionado. Los astados de Santiago Domecq protagonizaron una marcha muy agrupada, lo que impidió que se desarrollasen bonitas carreras, a excepción del último tramo del encierro, en el que se abrieron dejando huecos para los más avezados. Pese a la novedad del barniz sintético vertido en la curva entre las calles Mercaderes y Estafeta para evitar las caídas de los toros, uno resbaló y se quedó incrustado en el hueco existente bajo el vallado.
Mientras el resto de la manada enfilaba el tramo final del recorrido, el domecq tuvo que ser levantado por un mozo después de 20 segundos tendido en el suelo sin moverse. Sin embargo, y pese a que este último animal tuvo que hacer más de la mitad del trayecto sin compañía, no se despistó en ningún momento, a pesar de que volvió a perder pie en el callejón, y entró en la plaza sin derrotar ni darse media vuelta.
Sus compañeros de camada ya habían llegado a los corrales de mano de los dobladores sin mayores percances y bien cubiertos por los mansos. A consecuencia de la caída en la curva de Mercaderes, el toro de Domecq se fracturó un asta, lo que impidió que fuese lidiado en la corrida vespertina.
La puerta de los toriles se cerró 2,54 minutos después del cohete anunciador.
Babelia
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