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Reportaje:

Chueca se suelta la melena

Miles de personas celebran en el distrito Centro las fiestas de gays y lesbianas

De unos enormes altavoces instalados en la calle surge la voz grabada de Miguel Bosé y cientos de personas entonan a gritos la letra de la canción Sevilla en plena calle de Pelayo mientras es prácticamente imposible dar un paso. "¡Y el corazón que a Triana vaaaaa...!".

Aún son las cinco de la tarde, pero el ambiente en el barrio de Chueca ya promete. Las barras atestadas sirven a destajo minis de cervezas y refrescos. No hay sitio libre en las terrazas y cualquier peldaño de la calle que pueda parecerse a un asiento está ocupado. Cuando alguno queda libre, es inmediatamente ocupado por otro animado peatón que, acalorado y con bebida en mano, sonríe satisfecho al poder descansar un rato.

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Pega el sol, pero ya hay miles de personas paseando por el barrio de Chueca para disfrutar de los festejos de gays y lesbianas.

La primera vez que Nachete acudió a un bar de ambiente lo hizo dentro de la tripa de su madre. De eso hace ya dos años y Yolanda, una vez que nació el pequeño, le ha educado "desde la tolerancia y el respeto". "Mi hermana es lesbiana y vive en Melilla. Todos los años viene a Madrid a las fiestas de Chueca y nosotros quedamos con ella", explicó ayer esta mujer.

"Pifostio"

Yolanda, su marido Nacho, el pequeño Nachete, la hermana lesbiana y la novia de la hermana disfrutaron ayer por la tarde de las fiestas. Se fueron cuando ya empezó la fiesta nocturna, "el pifostio", como lo llama Yolanda.

Los festejos, que se prolongarán hasta mañana domingo, están organizados por el Colectivo de Lesbianas, Gays, Transexuales y Bisexuales de Madrid (CONAM); por la Federación Estatal de Lesbianas, Gays y transexuales (FELGT) y por la Asociación de Empresas y Profesionales para Gays y Lesbianas de Madrid y su Comunidad (AEGAL). Los organizadores estiman que, desde el día que comenzaron las fiestas (el pasado 24 de junio) hasta mañana habrán pasado por Chueca cerca de dos millones de personas.

El tremendo solazo que pegaba desde primera hora de la tarde en Chueca no impidió que ya a las tres, la música dance sonase a todo volumen en la plaza Vázquez de Mella. Algún osado se atrevió incluso a bailar en plan go-go en la plaza, sin un refugio de sombra.

"Con un mini de cubata, un gorro o dos condones", anunciaba el cartel de un bar. Las tiendas, no todas de rebajas, estaban abarrotadas. Muchas aprovecharon el tirón de las fiestas y vendieron productos con la bandera del arco iris como reclamo. Y, sobre todo, había ambiente de fiesta, de pasarlo bien, de bailar a la mínima que de un local o de un altavoz salía alguna canción.

Entre ropa interior de cuero, el empresario José Macías explicó que las fiestas empezaron en la calle de Pelayo y que luego fueron expandiéndose poco a poco a todo el barrio. "Se echa en falta más colaboración por parte del Ayuntamiento", se quejó.

Arnaldo Gancedo, presidente de COGAM, añadió que las fiestas, como todos los años, las han pagado "entre los vecinos y los comerciantes". "El Ayuntamiento da dinero, pero muy poco. Además, la concejalía de Participación Ciudadana nos ha disminuido la partida que siempre nos dan. El año pasado nos dieron 30.000 euros y este año sólo nos han dado 18.000", aseguró.

Con sus medios, han conseguido a la cantante Bebe y al actor Javier Cámara como pregoneros y como actuaciones han traído hasta Chueca estos días a Las Supremas de Móstoles o Raquel Winchester.

Carrera de tacones

Los actos estrella de ayer fueron la carrera de tacones y el circo popular Ale hop. La carrera ofrece una de las estampas inolvidables de las fiestas de Chueca: decenas de chicos corriendo inestablemente a lo largo de la calle Pelayo subidos en zapatos de vértigo. En el circo popular, todos los que quisieron pudieron maquillarse y transformar su imagen de la forma más atrevida que quisieran imaginar.

La fiesta continuó durante toda la noche. Parecía que todo Madrid había quedado en Chueca. La música dance llenó calles como las de Pelayo, Gravina, San Bartolomé y San Marcos. Hubo gays, lesbianas, transexuales y bisexuales. Pero también parejas heterosexuales, pandillas, personas mayores, solitarios y carteristas, que hicieron suyo el barrio rosa.

Alegría también para niños y mayores

Los organizadores han querido que las fiestas de Chueca también sean las de los vecinos y las de los niños. Por ello, han dejado hueco en el programa para los menores y para las personas mayores.

La atracción ayer para los pequeños fue un toro mecánico en la plaza de Chueca. Los vecinos tuvieron su premio el pasado jueves con la elección de los Duques de Pelayo, que premia a los residentes que a lo largo del año "hayan demostrado representar mejor el espíritu de respeto y libertad de la calle de Pelayo", en palabras de la organización.

Rosa, que es ciega y vive desde hace 19 años en Chueca, asegura que no ha dormido mucho estos días por culpa de la música. "Pero es sólo una vez al año", dice, sentada en una silla en una tienda de lencería, al refugio de un ventilador.

Desde un local centenario, la perfumería Alcolea, su dueño, José Lao Alcolea, de 69 años, afirma que la convivencia entre el colectivo homosexual y los vecinos "de toda la vida" es muy buena. "Al principio nos costó trabajo, pero el barrio ha ido a mejor. Chueca tiene vida, es un barrio alegre".

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