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Columna
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Pastrana

El pasado sábado Manuel Pastrana resultó elegido secretario regional de la Unión General de Trabajadores con más del 90% de los votos de los delegados asistentes a su 8º congreso sindical. Sólo le ha bastado su presentación, y el trabajo de estos años, para salir elegido con tan alto porcentaje de confianza. No ha tenido necesidad de encomendarse ni al apóstol Santiago, ni a la Macarena, ni apoyarse, para justificar su presentación y su elección, en las opiniones del aquilino de turno.

Su política en materia de concertación social y su apuesta por la unión sindical, superando dificultades históricas, pueden que hayan sido sus mejores aportaciones y sus mejores bazas para esta reelección. Los delegados sindicales le han creído y le han dado su confianza. Además, inicia un nuevo mandato reconociendo los fallos del pasado. No se corta un pelo y no escurre el bulto cuando se manifiesta y reconoce que, en materia de siniestralidad, están fallando Junta, empresarios y sindicatos. Esto es empezar y continuar con buen pie.

Estamos hartos de ver que las elecciones se ganan cuando se pierden y, cuando se ganan, lo maravillosos que son los ganadores. Lo mucho que les debe la sociedad y lo inteligente que es por haberles elegido.

Ya era hora que, cuando alguien resulta elegido, diga que queda mucho por hacer y ocupe parte de su tiempo en manifestaciones en contra de la pobreza en el mundo. También que reconozca fallos y asuma responsabilidades. En este sentido, y en todos, vaya por delante mi enhorabuena.

Ojalá sus logros en materia de concertación social, compartidos con los demás agentes sociales, económicos y Gobierno andaluz, puedan ser extrapolados a la siniestralidad laboral y a la precariedad en el empleo. Ya es tiempo de que Andalucía deje de ser la comunidad -lo de nación todavía no lo entiendo demasiado bien- que mantiene el índice más alto en España en materia de siniestralidad. UGT, para cambiar el signo, tiene mucho que decir y hacer. Su nuevo secretario general también. Su discurso, si no se cambia con los hechos y no parece que vaya a ser así, va en este sentido. Así es, sólo queda desearle suerte y manos a la obra.

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