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El Museo del Ejército clausura hoy sus salas permanentes

El Museo del Ejército abrió ayer por última vez al público sus salas de colecciones permanentes, que han mostrado en el ala subsistente del antiguo Palacio del Buen Retiro durante un siglo y medio, valiosos testimonios de la historia militar de España, desde su origen como Estado nacional. No obstante, una sala del edificio albergará exposiciones temporales, como una dedicada a las colecciones de sables que podrá visitarse durante el mes de julio.

Numerosos madrileños -muchos niños acompañados de sus familiares- así como visitantes de provincias y extranjeros, recorrieron sus plantas en la postrera jornada de exposición pública, previa al comienzo oficial de su traslado al Alcázar de Toledo, donde quedarán instalados en el año 2007 más de 5.000 de sus más preciados fondos. Éstos se componen de una variadísima gama de hasta 23.000 objetos, señaladamente armas de fuego pesadas y cortas, espadería, armaduras, enseñas y guiones, más maquetas de fortificaciones, textiles y documentos.

Entre sus piezas de mayor relieve figuran una espada tizona medieval de la época del Cid Campeador y otra de Boabdil, el último rey nazarí, así como los uniformes de los héroes del 2 de mayo de 1808. Las piezas de artillería medieval y moderna configuran, al decir de los expertos, la mejor colección del mundo.

De las 2.300 banderas albergadas en el museo, casi un millar permanece desde hace dos años en bandejas protectoras especiales, dada su extrema sensibilidad a la luz y la temperatura, en un recinto militar de la calle de Joaquín Costa.

El futuro museo se construye en el interior del alcázar toledano bajos los auspicios de los Ministerios de Defensa y Cultura, según un proyecto de Dionisio Hernández Gil y Francisco Fernández Longoria. Las obras, que culminarán previsiblemente en 2007, han excavado hasta la cota 24 el asiento del enorme edificio toledano, donde han sido hallados vestigios arqueológicos.

La Asociación de Amigos del Museo del Ejército ha difundido un escrito de oposición al traslado donde invoca su historicidad, vinculada a Madrid desde 1803.

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