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El cambio climático y el tren de cercanías

Resulta tan obvio y sabido para mucha gente lo que paso a comentar a continuación, que tenía mis dudas respecto al interés de este periódico por publicar estas notas. Pero en una sociedad como la que vivimos, parece ser que hay que mantener vivos los hechos más comunes y conocidos -aunque no por toda la ciudadanía- para que no queden en el olvido. Y hablar de los servicios públicos de transporte como los que ofrecen los trenes de cercanías de Renfe en el contexto del inicio del protocolo de Kioto me ha parecido necesario. Por muy obvio que parezca y sabido sea.

Sin más preámbulos, entremos rápidamente en materia. La mayor parte de las personas que se desplazan a diario a lo largo y ancho del área metropolitana de Valencia en su vehículo privado, desconocen el hecho de que viajar en tren de cercanías de Xàtiva a Castelló, pongamos por caso, tiene un precio de 3,50 euros (5,60 euros ida i vuelta). La duración del trayecto es de tan sólo hora y media, para un recorrido que, realizado en coche, supera los 160 km y sobrepasa en coste real los 15 euros de consumo de carburante, por no hablar del tiempo de duración del viaje. Esto es tan sólo un ejemplo de las posibilidades de los servicios de cercanías de Renfe en el área de Valencia.

Y no es publicidad camuflada del ferrocarril, es información objetiva plasmada en estas líneas de manera consciente, directa y con premeditación por parte de quien piensa que en esta sociedad en la que vivimos, amenazada por el cambio climático, ya existen servicios e infraestructuras que se acercan a criterios de sostenibilidad y hay que apoyarlos y darlos a conocer como una obligación moral y ética personal. Así que, sin ánimo de ser exhaustivo, allá van unas anotaciones e informaciones que espero animen a que las personas que se desplazan cada día a trabajar con su antiecológico y antieconómico coche privado, puedan descubrir que ya disponemos de alternativas más económicas, tranquilas y respetuosas con el medio ambiente en nuestra sociedad.

Hace algunos años que Renfe estableció un modelo tarifario y de servicios por zonas. Con todas sus virtudes y defectos, el sistema es bastante eficiente tanto para la empresa de los ferrocarriles como para los usuarios. Los desplazamientos a largas distancias, pasando por la ciudad de Valencia, resultan especialmente económicos, tal es el caso del ejemplo entre la ciudad de Xàtiva y Castelló de la Plana ya comentado (3,50 euros que pueden verse rebajados hasta los 2,50 euros con un bono 2000 mensual).

El área abarcada por los servicios de Renfe-Cercanías comprende seis corredores estructurados alrededor de seis líneas entre Valencia y las ciudades y pueblos de Castellón (C-6), Caudiel (C-5), Riba-roja del Tùria (C-4), Utiel (C-3), Moixent (C-2) y Gandia (C-1). Se trata de 70 estaciones que dan servicio a una población de más de 2 millones de personas, mediante unos 400 servicios diarios en jornadas laborales. El viajero y la viajera disponen de tarifas diferenciadas entre los días laborables y los fines de semana, billetes de ida y vuelta con descuento, y dos tipos de bono mensuales que abaratan los desplazamientos pendulares hasta unos precios sin competencia por parte, no sólo del vehículo privado, sino también del Metro y el autobús.

Otro ejemplo: viajar cada día a trabajar desde Silla a Valencia en coche particular, significa una gasto mensual, solo en carburante, de unos 72 euros, mientras que el abono mensual 2000 tiene un coste de 30 euros -sin límite de viajes-. Un ahorro más que importante para cualquiera persona que viva, como la mayor parte de la ciudadanía, de su sueldo mensual.

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Dos muestras comparativas entre moverse con el tren y el vehículo privado entre Valencia y los pueblos y ciudades donde llega el servicio de cercanías. Atención:

-Con el coche viajas con gran riesgo por las carreteras y autopistas. Con el tren se goza de uno de los más bajos niveles de siniestralidad en medios de transporte.

-En el tren de cercanías se dispone de servicios como megafonía con música e información del nombre de las correspondientes paradas, interventores/as cada vez más amables, vagones limpios, confort (calefacción y aire acondicionado), rapidez, apertura automática de puertas al nivel de los andenes, estaciones bien dotadas y cómodas, servicios higiénicos y... personas, muchas personas con las que poder intercambiar, al menos, un "buenos días" amable. Además, ir en tren es moderno, tiene un cierto erotismo y es un orgullo personal del que hay que comenzar a presumir entre nuestras amistades. Con el coche, en cambio, parece que viajes en un cajón aislado más parecido a un ataúd que a un espacio humano, por mucho que los artilugios como radios, GPS, pantallas de televisión, manos libres para el teléfono móvil..., creen un mundo de comodidades más ficticio que real. Eres un esclavo más de una movilidad caótica y sin futuro en la que cada vez es más complicado llegar a cualquiera lugar con tranquilidad. En consecuencia, comienza a no resultar muy valorado y muy poco erótico el hecho de desplazarse cotidianamente en vehículo privado por las zonas urbanas y periurbanas. Que cada cual saque sus conclusiones.

Y para el final dos cuestiones que considero relevantes respecto a los servicios de cercanías de Renfe: la bicicleta está encontrando su espacio en los trenes de cercanías y regionales. La permisividad de la Renfe es una noticia importante y no suficientemente valorada en nuestra sociedad. Las últimas noticias hablan de la posibilidad de instalar un espacio específico para dar cabida a unas 20 bicicletas en cada tren de cercanías y de regionales. Si la bici entrara en el tren, conformando un servicio que los usuarios llamamos de combinación de Tren+Bici, la facilidad y rapidez de acceso a cualquiera lugar de trabajo, estudio, ocio o compras, adquiriría unas características revolucionarias en el conjunto del área metropolitana de Valencia. Tiempo al tiempo.

Por otra parte, ya hace unos años (aunque nuestros gobernantes parecen haberlo olvidado), la Universidad alemana de Karlsruhe y una consultora suiza elaboraron para los departamentos de medio ambiente de 17 empresas, entre las que se encontraba Renfe, un estudio en el que demostraban de manera científica que los desplazamientos en tren permiten ahorrar a la sociedad valenciana unos 14.000 millones anuales de las antiguas pesetas. En el informe se confirma que el tren ofrece mayores atractivos globales que cualquier otro medio, fundamentalmente por su capacidad, por la baja siniestralidad, por la escasa contaminación atmosférica directa, por la poca ocupación de espacio y porque la contaminación acústica es más reducida que la de otros medios.

En consecuencia, tal como indica y recomienda el Parlamento Europeo, el Club de Roma o las Agendas 21 -de las que presumen cada día nuestras autoridades locales sin saber exactamente qué son-, utiliza y goza con conciencia, para ir a trabajar, a la escuela, a la universidad, al mercado o en las noches de ocio, del ferrocarril. Él, junto a la bicicleta, el caminar y otros medios de transporte colectivo y público (autobús, metro i taxi), son los únicos sostenibles, solidarios y éticos en esta sociedad tan absurda que nos ha tocado vivir. ¡Atrévete! Y si os pasáis al tren: bienvenidos y bienvenidas al club de la verdadera movilidad sostenible!

Paco Tortosa es doctor en geografía.

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