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Reportaje:Apuntes

El Mundialito de las culturas

La Universitat reúne a inmigrantes de 11 países en un torneo de fútbol que impulsa el contacto entre colectivos de extranjeros

Mohamed es argelino, tiene 45 años, y desde hace 10 trabaja en Valencia. Es peón de la construcción. Oumar, senegalés de 43 años, se dedica a la albañilería desde hace cuatro. Cada uno completa su jornada laboral de lunes a viernes sin saber nada del otro. Los domingos, sin embargo, se reúnen y entrenan a las selecciones de sus países, Argelia y Senegal, en el II Mundialito de Inmigrantes, que organizan la asociación ARI-Valencia y la Universitat de València.

Doce equipos se han inscrito en la segunda edición del Mundialito, del 5 de junio al 10 de julio, superando los ocho del primer torneo: Argelia, Argentina, Bolivia, Brasil, Colombia, España, Ecuador, Paraguay, Perú, Rumanía, Senegal y Uruguay. Cada equipo puede inscribir hasta 20 jugadores, dos de ellos de diferente nacionalidad a la de la selección para potenciar la integración social. El conjunto español está representado por estudiantes de la Universitat, que ha cedido las instalaciones -los campus de Blasco Ibáñez y Tarongers- y ofrece su apoyo institucional al Mundialito.

Los partidos se juegan en un ambiente festivo y se realizan talleres y actividades culturales
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"Apoyo institucional, cero"

Los partidos de fútbol, envueltos en un ambiente festivo, sirven de trampolín para el contacto entre las asociaciones de inmigrantes y la celebración de otras actividades culturales. "Está muy bien organizado. Mediante el fútbol, podemos conocer otras asociaciones, entablar amistad y acercarnos a otras culturas y a otra gente. Y si podemos, nos ayudamos, para lo que sea", afirma Mohamed. "Es nuestra primera participación. Como inmigrante, es una gran idea. El ambiente es muy bueno, nos contamos nuestros problemas además de jugar. Todos tenemos problemas como inmigrantes. No es sólo deporte, jugamos y conocemos gente, nos ayuda a integrarnos", añade Oumar.

La organización no permite la entradas de bebidas alcohólicas en el recinto ni fumar en el banquillo durante los partidos, seguidos por una gran cantidad de gente a pesar del calor. "Vamos los pibes", se leía en una pancarta de apoyo a Argentina hace una semana contra Argelia. Las banderas son habituales en los campos, los entrenadores dan instrucciones como si fuera un partido de profesionales -el técnico de Paraguay es el ex jugador valencianista Lobo Diarte-, y los jugadores no dan un balón por perdido. A pesar del carácter festivo del torneo, nadie quiere perder. Hasta los árbitros sufren alguna protesta. Las familias acuden con los niños y, paralelamente a los encuentros, se realizan talleres de pintura, yoga y capoeira. Mientras, los participantes comparten las últimas noticias sobre sus países.

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El Mundialito forma parte del proyecto Pueblos en fiestas, encauzado a fomentar la integración de los inmigrantes a través de la cultura y del deporte. En junio se celebró Jardín del Arte, una exposición de fotógrafos, escultores y pintores inmigrantes, y también Punto de encuentro, un día de intercambio cultural en Burjassot.

Colombia ganó el Mundialito a Ecuador el año pasado, también en el campus universitario. "La Universitat ve la inmigración como un objeto de investigación de su departamento de sociología. Nosotros le dijimos que no, que somos actores. Demostramos que mediante el deporte somos capaces de conseguir la integración en la sociedad. Nuestro objetivo es reencontrarnos y pasarlo bien", explica Carlos Taboada, presidente de ARI-Valencia. "Aparte del fútbol, compartimos la cultura. Cada uno vive en una parte de la ciudad y aquí nos juntamos todos. Somos diferentes, pero el fútbol nos une, nos ayuda moralmente. Estás lejos de tu país, pero aquí te sientes más cerca", añade Julio Donoso, coordinador de la selección de Argentina. "Queríamos cambiar la mala imagen que se tiene de los inmigrantes que juegan en el río", comenta Deborah, una de las organizadoras.

Además del ganador final, el torneo premia al máximo goleador, al mejor portero y a la selección que menos faltas cometa. El juego limpio importa tanto como la victoria.

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