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URBANISMO AL ROJO VIVO

Valencia planea su crecimiento a costa de la huerta con miles de pisos pendientes de construir

El gobierno de Rita Barberá afirma que hace falta suelo para vivienda protegida

Sara Velert

El equipo de gobierno del Ayuntamiento de Valencia, del PP, planea el crecimiento de la ciudad a costa de 250 hectáreas de huerta que desprotegerá en la revisión del plan general urbano (PGOU), sin haber agotado el suelo ya reservado a viviendas. El grupo municipal socialista critica que aún hay espacio para construir y rehabilitar al menos 60.000 pisos durante 18 años, mientras que el PP asegura que las posibilidades de crecer se acaban y es necesario prever la extensión de la ciudad. El gobierno municipal vincula el nuevo suelo a la exigencia de edificar vivienda protegida.

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La Junta de Gobierno Local que preside la alcaldesa de Valencia, Rita Barberá, aprobó hace una semana el llamado concierto previo para la homologación del Plan General de Ordenación Urbana (PGOU) de 1988, que establece las líneas básicas del futuro planeamiento. En la presentación del documento, Barberá argumentó que, además de la adaptación del PGOU a las nuevas normativas urbanísticas, ha llegado el momento de prever reservas residenciales y dotacionales porque el suelo disponible se agota. La alcaldesa vinculó la eliminación de 250 hectáreas de huerta -el 8% de las 3.382 que figuran en el anuario estadístico municipal, sin contar el parque natural de L'Albufera- a la necesidad de levantar más pisos protegidos (VPO). En ese suelo prevé 14.000 viviendas, 6.000 de ellas de VPO.

Sin embargo, el gobierno del PP ha dibujado el nuevo suelo urbanizable con mayores porcentajes de VPO, un 50%, en las zonas más alejadas del casco urbano. El cinturón que suponen el lecho del río Turia y la V-30 se desbordará para edificar en las pedanías de La Torre -aparte de las 2.614 previstas en Sociópolis-, Castellar-Oliveral, Horno de Salcedo y Pinedo, además de crear un área industrial en el límite con Picanya (Faitanar). En cambio, en el suelo de huerta que se perderá en Benimàmet, Campanar -junto al Parque de Cabecera y Mislata- y La Punta, frente a L'Oceanogràfic, la reserva de VPO se reduce al 30%, sólo cinco puntos por encima de la aplicada en los últimos planes del PGOU. Son los terrenos más golosos para los promotores, que comenzaron a pagar precios desorbitados por la huerta poco antes de que se anunciara en 2004 la revisión del PGOU. El gobierno municipal aseguró que un estudio de viabilidad ambiental determinaría qué parte del suelo rústico sería sacrificable, pero ya avanzó posibles zonas que consideraba degradadas, como el triángulo de oro junto a la Ciudad de las Artes y la Ciencias. La previsión se ha confirmado.

Para el grupo municipal socialista, el PP no justifica los beneficios sociales de la creación de nuevas bolsas de suelo urbanizable en puntos dispersos que no cierran la ciudad. "¿Para qué se van a construir 14.000 viviendas más si todavía hay espacio para 60.000?", pregunta el portavoz socialista, Rafael Rubio. El PGOU de 1988 previó una veintena de sectores urbanizables y la mayoría están adjudicados, pero en ocho de ellos aún no se ha puesto ni un ladrillo. Además, quedan por adjudicar el plan de El Grau junto al puerto, el de Massarojos Norte, y el de las futuras torres de Calatrava en la Ciudad de las Artes. A estas futuras viviendas se suman las más de 7.000 previstas en el Parque Central, las 2.614 de Sociópolis en La Torre, las que surgirán de la recalificación del solar de Mestalla, las que caben en solares del casco urbano y suelo industrial. En total, más de 44.000 viviendas, a las que se pueden sumar 16.000 por rehabilitar, más las vacías. Los socialistas afirman que con la tasa de reposición de viviendas necesaria para el crecimiento de Valencia, queda suelo para otros 18 años sin tocar el PGOU. Para Rubio, "las modificaciones se han hecho de acuerdo con las peticiones de un determinado sector de promotores de la ciudad", que habrían marcado el camino del nuevo planeamiento. En ese sentido, los socialistas recuerdan que el PP no exigió a los constructores porcentajes de entre el 20 y 25% VPO hasta 2003. Además, según sus cálculos, en los 11 planes urbanísticos con reparcelación aprobada y edificaciones hechas o en marcha sólo en cuatro ha usado el suelo que le corresponde por cesión para planificar 450 VPO, frente a las 2.370 posibles de haber aprovechado toda la edificabilidad.

El Consell tiene otros planes

El concierto previo a la homologación del PGOU vigente deberá recibir el visto bueno de la Consejería de Territorio y Vivienda, que tiene sus propios planes para la huerta. En julio de 2004, la consejería recordó al Ayuntamiento que su proyecto urbanístico "se verá afectado" por el futuro Plan de Acción Territorial de Protección de la Huerta Valenciana. Al menos un municipio del área metropolitana ha chocado ya con este plan. La consejería ha dejado en suspenso la nueva clasificación de una zona de huerta del concierto previo de Quart de Poblet, con el argumento de "garantizar la protección adecuada" del suelo rústico. El nuevo planeamiento impulsado por la alcaldesa, Rita Barberá, también tropezará con el plan de protección de L'Albufera, en el que la consejería introdujo modificaciones que sólo permiten construir 60 casas de realojo en Pinedo. Sin embargo, la mancha de nuevo suelo urbanizable grafiada en Pinedo es mayor. El PSPV recuerda que la empresa municipal Aumsa redactó un plan para edificar 250 chalets adosados, y alega que la pedanía aún tiene suelo para atender la demanda. El triángulo de huerta que se reclasificará en Campanar, pegado al Parque de Cabecera y Mislata, coincide con un futuro eje viario, y al igual que en los terrenos frente a L'Oceanogràfic, el sector de la construcción ya ha tomado posiciones. El portavoz socialista también asocia a movimientos especulativos la reclasificación de suelo en Faitanar, junto a Picanya, en una zona alejada de la ciudad pero pegada a la autovía de Torrent en la que el PP ubica un polígono industrial y prevé un nuevo cementerio.

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Sobre la firma

Sara Velert
Redactora de Internacional. Trabaja en EL PAÍS desde 1993, donde ha pasado también por la sección de Última Hora y ha cubierto en Valencia la información municipal, de medio ambiente y tribunales. Es licenciada en Geografía e Historia y Máster de Periodismo UAM-EL PAÍS, de cuya escuela ha sido profesora de redacción.

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